Son las once y media de la noche, estoy cenando, si fuera posible tragaria alguna de mis aseveraciones sobre la ciudad de Madrid, mi ciudad, en la que he nacido, en la que llevo viviendo toda mi existencia y que durante los últimos años he vilipendiando poniéndola no demasiado airosa con críticas despiadadas sobre su limpieza, la urbanidad de sus gentes, e incluso especulando el placer que puede producir vivir y trabajar en una ciudad llamada Madrid que es la capital de España.
No he sido justo al creerme tener el derecho de decir con frecuencia lo que me ha dado la gana por el simple hecho de ser esta mi ciudad. Y al igual que con los hijos o la familia a veces nos sentimos justificados a realizar criticas sobre ellos, exigiendoles mas, pero eso si que nadie se atreva a decir algo adverso de ellos pues los defenderemos como fieras corrupias.
Igual me ha pasado a mi, yo si, yo tengo el derecho a criticar los aspectos negativos de MI ciudad, pero que nadie forastero a ella lo haga, la defenderia de inmediato.
Es mia, es propia, es donde he nacido, es donde he vivido y justo hoy es donde no hago lo que debo, pasear por ella y tener un juicio ecuanime sobre su belleza que es notable.
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Hoy que he salido de casa y he paseado durante casi siete horas por mi ciudad, que he mirado sus edificios con ojos de turista, visitando y observando una ciudad que me resultaba casi ajena a fuerza de no caminar por ella durante demasiados meses.
Tanto tiempo he pasado sin mirar hacia el cielo, el maravilloso cielo de Madrid único en el mundo, y observar sus edificios tan diferentes uno de otro que ya he olvidado lo que es.
Esta mañana con ojos de forastero he observado esta ciudad en la que naci y he caido en la cuenta de que Madrid es una ciudad increiblemente bonita y agradable, con un cielo absolutamente azul profundo que en dias como hoy claros y luminosos reluce con luz propia haciendo todo a la vista mas bello.
Maravillosa en muchos aspectos, hospitalaria, diferente, amable en sus gentes y en su tamaño.
Debo de tragar todo lo dicho anteriormente, al menos en mi imaginación, retirando todos y cada uno de los improperios que haya podido verter por escrito y verbalmente.
Me apetece seguir viviendo aquí, desearia tener la volutad suficiente para salir y andar, fotografiar sus edificios, sus avenidas, sus recoletas calles e ir descubriendo nuevas perspectivas que hacen de esta ciudad una urbe única en su estilo.
No portaba una simple máquina de fotos y me he conformado con el smartphone, no obstante algunas de la panoramicas conseguidas las muestro arriba para todo aquel que se sienta motivado a visitar Madrid, os aseguro que merece la pena hacerlo.
Sigo cenando, Cuca está en la cama y Gatufo trata de subirse en mis rodillas.
He faltado de casa mas de siete horas y el pobre minino me ha echado en falta, aunque mi esposa se ha alegrado de ver que finalmente estiraba mis pierans y llegaba encantado de ver nuestra ciudad.
Saludos y hasta mañana.
el gatufo
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