Dos ciudades separadas durante decenios por un muro que tratan de ser hoy la capital de la actual Alemania, porque a lo largo de la historia fue una sola ciudad estado por cientos de años a lo largo de su existencia.
Solo tras la Segunda Guerra Mundial la ciudad, Alemania y el mundo, fue dividida/do en dos mitades, separadas la ciudad, el resto de Alemania, Europa, y el mundo entero por un muro que todavía marca las diferencias de dos ciudades muy diferentes que ahora tratan de ser una, la capital que fue antaño, así como dos formas de entender la vida, la política, y el vivir cotidiano.
Uno en libertad, el otro bajo un régimen dictatorial comunista que no restauraba nada, que esquilmó todo lo que la guerra no había destruido, un regimen que finalmente dividió la ciudad con una barrera tratando de evitar la fuga de decenas, cientos de miles de berlineses que aspiraban a un mundo diferente al que sobrellevaban en el Berlín Este.
Esa barrera, ese muro, custodiado por el ejercito día y noche, con orden de disparar a matar a todo aquel que tratara de cruzarlo, dividió Alemania, dividió Berlín por decenios.
Dividió el mundo tambien el de la llamada Guerra Fria entre los dos bloques, el comunista, y el capitalista de occidente.
Dividió el mundo tambien el de la llamada Guerra Fria entre los dos bloques, el comunista, y el capitalista de occidente.
Y si, las diferencias son evidentes entre esas dos ciudades llamadas Berlín que nos muestran los contrastes que hay entre una forma de entender la vida y otra absolutamente distinta.
Comunismo y Capitalismo, salvajes ambos, pero absolutamente diferentes.
Comunismo y Capitalismo, salvajes ambos, pero absolutamente diferentes.
Los Alemanes, los habitantes del actual Berlín no tratan de olvidar el pasado, no se olvidan de las dos Alemanias partidas y divididas por una absoluta lluvia de bombas que asolaron por completo el antiguo Berlín y el resto de la Alemania gobernada por un loco dictador, elegido en democracia por su pueblo cegado por las promesas de un loco soñador asesino de masas.
No es el único, la historia está plagada de ellos, pero este junto con Stalin superaron en crueldad y maldad ciega cualquier estadistica de los genocidas que en la historia ha habido.
No es el único, la historia está plagada de ellos, pero este junto con Stalin superaron en crueldad y maldad ciega cualquier estadistica de los genocidas que en la historia ha habido.
El pueblo Alemán desea conservar ciertos restos de la destrucción y el pasado está ahí, a la vista, con edificios que son propios del mundo comunista de antaño.
Feas colmenas de pisos proletarios, y colmenas supuesta mente lujosas de los jerarcas socialistas.
Solares, ruinas achacosas, fábricas abandonadas, restos de edificios que fueron bombardeados y que subsisten como recordatorios de lo que fue la gran destrucción de una única y enorme ciudad.
A nivel personal mi impresión ha sido de desconcierto ante la gran diferencia que he observado entre las dos ciudades absolutamente diferentes que aúnan lo que ahora es la capital de la República Federal de Alemania.
No es una ciudad, son dos o probablemente más, y la sensación al observar el paisaje, las casas, los pequeños núcleos de población, o los grandes, es que siguen existiendo DOS DIFERENTES MUNDOS, DOS Alemanias que pugnan por unificar sus estructuras y los diferentes mundos y mentalidades forjados a lo largo de decenios de represión e injusticia continuada.
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Visitando Dresde uno observa que la ruina subsiste aún, grúas por doquier, edificios increíblemente lujosos, barrocos, bellos, están junto a solares donde se construyen y restauran joyas arquitectónicas destruidas por decenas de miles de toneladas de bombas incendiarias que causaron la total destrucción de una joya de la cultura occidental y cientos de miles de muertos, abrasados, aplastados por el bombardeo masivo, absurdo, incomprensible de los aviones aliados que machacaron una y otra vez una ciudad joya y orgullo de la cultura histórica del ser humano.
La guerra contra los nazis estaba ganada y el bombardeo de Dresde fué inmisericorde destruyendo una ciudad única y matando a la mayoria de sus habitantes.
Y lo curioso o chocante fue que durante la primera guerra mundial la ciudad permanecio intacta, siendo al final de la Segunda Guerra Mundial cuando el golpe fue destructivo y absurdo.
En febrero de 1945, apenas doce semanas antes de la capitulación de la Alemania nazi, Dresde fue objeto de una serie de bombardeos que desencadenaron una tormenta ígnea que redujo a escombros su centro histórico.
El ataque aéreo de los aliados sobre Dresde sigue siendo uno de los episodios más polémicos y controvertidos de la Segunda Guerra Mundial.
Mi viaje ha continuado por otras ciudades de Alemania, pero eso es otra historia para contar en la próxima entrega.
el gatufo
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