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Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

domingo, 20 de septiembre de 2015

UNA VIDA third..



Nota: Estoy leyendo un libro "Los Años del Miedo" de Juan Eslava Galán, y alucino con el. 

Describe con maestria y humor esto que yo mísmo viví y el tan bién relata, desearía poder escribirlo igual que este genial autor. Gracias Sr. Eslava me encanta leer una época que recuerdo tan bién.




AÑO 1943


¿Cuantas victimas inocentes a lo largo del año 1943?. Incontables, por cientos de miles o por millones.
La segunda guerra europea continua, el exterminio de población civil, judíos, polacos, gitanos y disidentes al nazismo sigue implacable en cientos de campos de concentración y ciudades. Nadie está a salvo de los bombardeos, fusilamientos o redadas.
En los frentes los soldados caen sin misericordia aniquilados por propios hermanos convertidos en enemigos irreconciliables y la penosa historia del hombre vuelve a repetirse una y otra vez en cualquier lugar del mundo.
No obstante nuevas vidas llegan a este universo atormentado, sumido en una guerra devastadora que dejará decenas de millones de muertos. Un crio nace en Madrid tercero de los hijos de Paquita y Emiliano. El matrimonio ha llegado a la capital en busca de una mejor vida para ellos y su descendencia. Pareciera imposible que aquí en una ciudad que ha salido de una guerra civil hace cuatro años pueda esperarse cualquier clase de futuro, y costará mucho esfuerzo encontrarlo.




Paseo de la Delicias en Madrid, Noviembre, hace un frio de espanto y el pequeño Emiliano abre su boca y profiere sus primeros lloros. Será un niño tranquilo, buenazo y comilón, aunque no hay demasiado alimento para llenar su interminable apetito.
Estará mamando muchos meses y su madre echará el resto para que no le falte leche abundante con que alimentarle. El no recordará nada de sus primeros años en el bajo de un edificio en Paseo de las Delicias, vetusto, de varios pisos con ascensor al que su madre trata de cuidar y limpiar pues ocupa su tiempo como portera del inmueble.
El sueldo es miserable pero al menos ocupan la vivienda sin pagar ningún alquiler y eso es suficiente por el momento.
No pasará mucho tiempo en que semejante trabajo crispe los nervios de Paquita y le comente a su marido que desea cambiar de vivienda y ocuparse de sus tres hijos.
Cuando el pequeño va a cumplir los cuatro años agarran sus bártulos, los pocos muebles, colchones, ropas y utensilios de cocina y atravesando medio Madrid se establecen en su nuevo domicilio a las afueras de la capital, en el barrio de Tetuán de las Victorias que todavía no pertenece al municipio de Madrid.
Será muy pronto que engrose los distritos de la Capital, aunque las costumbres y fiestas del barrio continuarán por mucho tiempo al margen de las propias de la gran ciudad.


Tetuán y Vallecas constituyen los dos extrarradios supuestamente mas conflictivos de la capital de España, pero eso nuestro pequeño protagonista no lo sabe, el está encantado con el traslado, con el viaje encima de una destartalada camioneta desde la que va divisando la interminable sucesión de calles de un Madrid de postguerra, sumido en el hambre, el frío y la desesperanza.
Es el año 1947 la segunda guerra europea ha concluido en Mayo de 1945 con la rendición de Alemania. El hambre y el bloqueo mundial comienza para una España cuyo gobierno dictatorial se equivocó de aliado escogiendo al Tercer Reich, consecuencia de lo cual le harán pagar un alto precio mediante bloqueo, aislamiento y falta de ayudas de cualquier índole.
¿Y que le importará al Régimen que eso suceda?. Nada en absoluto mientras se perpetúe a lo largo de decenas de años.





 Organismos Internacionales que fueron creados tras la Segunda Guerra Mundial fueron vetados para la España de los cuarenta y sería en Agosto del cincuenta cuando fue aceptada la candidatura española para formar parte de ONU gracias a las gestiones de los EE.UU. y algunos países de Latinoamérica.
Los embajadores habían sido retirados de la España de postguerra, ningún país quería tener nada que ver con un gobierno fascista que había apoyado a Hitler y Mussolini.
Los españolitos de entonces pagaron muy caro las veleidades de un gobierno alineado a las ideas del Nacional Socialismo.
Pero todo esto ni importaba ni se sabía por una población atemorizada y precavida tras sufrir una guerra civil. La necesidad básica era comer, encontrar un trabajo, sobrevivir hasta fin de mes y jugar a la lotería buscando la gracia de un premio gordo.

Nada es nuevo y esa situación sería revivida sesenta y cinco años después con la mal llamada Crisis con la que algunos se han hecho inmensamente ricos y cientos de miles han perdido  su empleo, su casa, sus ahorros y sus ilusiones.
El crio recién llegado a Tetuán empezó muy pequeño a acudir a la escuela, estaba frente a la casa, y de este modo la madre no tenía que ocuparse de criar tanto pequeño a su alrededor. No era la típica ama de casa al uso, no encajaba con las labores atribuidas a las mujeres de entonces, y a las de ahora, el criado de unos pequeños chillones, y la convivencia con un marido que todo el día trabajaba y acudía de noche cansado y con no demasiadas ganas de problemas añadidos.
Las regañinas, azotes en el trasero, y algún bofetón de vez en cuando eran la medicina habitual administrada a los pequeños de entonces. No había problemas de malos tratos porque no se consideraban como tales los palos suministrados por padres, maestros y demás educadores.
El pequeño estaba feliz yendo a la escuela de enfrente y aprendiendo precoz a leer, las cuatro reglas y algún sencillo problema de aritmética. Algo de Geografía, poquito sobre Ciencias y ya era mucho más que suficiente. Con seis o siete años leía de corrido, dividía por dos cifras y era un crio tranquilo agarrado a la mano del profe cada vez que salía al recreo.
Pronto se le acabaría este tipo de vida pues sin saber como o por que se vio enrolado para asistir a otra institución docente que no le gustaría en absoluto.

ESCUELAS DE POSGUERRA

Los recursos familiares eran muy limitados en los cuarenta y principios de los cincuenta.
No había suficiente dinero para pagar un colegio privado y al chaval lo inscribieron en un colegio público del barrio.
"Torres Garrido" era el nombre del instituto, cuyo aspecto exterior era pulcro, clases luminosas atestadas de críos del mismo sexo, varones, y un gran patio para jugar en los recreos. La calefacción era inexistente por lo que nunca se sabía si el frio era mayor dentro de las aulas o fuera en el patio. Desde luego los chicos estaban mejor en el recreo por mucho frio que hiciera. Corrían, jugaban a la pelota, se peleaban con la supervisión de algún maestro que evitaba los puñetazos o patadas administrados con saña, mas que peleas eran agarradas sembradas eso si de insultos o gestos despreciativos hacia los componentes de las distintas pandas.




Aprender no se aprendía nada, nada en absoluto, el profesor escribía una frase en la pizarra y les decía a los cuarenta o cincuenta chicos que la copiaran en su cuaderno y la repitieran una y otra vez durante una o dos horas. Luego borraba la frase, escribía otra y vuelta a empezar.
No había explicaciones de ninguna índole, ni repaso de aritmética, lo más tres o cuatro operaciones sencillas escritas en la pizarra y a copiarlas y resolverlas en los respectivos cuadernos. Tras dos horas de clase otra hora de recreo, bocadillo si es que lo habían traído de casa, y de nuevo en la clase algún chiquillo que salía y leía algo de lo que había escrito. No se pagaba nada por asistir al instituto pero en la práctica pedían una pequeña cantidad mensual que iría a los bolsillos del director o profesores justificando ese importe como horas de refuerzo en el estudio.
El resultado de todo se tradujo en que el pequeño fue olvidando lo que había aprendido en la anterior escuela de frente de su casa. Olvido multiplicar, dividir, e incluso las pequeñas nociones de geografía o ciencias que había recibido de su querido maestro José Luís. A Emilianito su padre o su madre le preguntaban; ¿Qué hacéis en el colegio?; Y el se encogía de hombros sin saber que decir, al final confesaba, escribir y leer, con lo cual no había posibilidad de entendimiento y las preguntas o respuestas se repetían una y otra vez.
¿Pero que hacéis en la clase?, le preguntaban, y el optaba ya por no responder, se encogía de hombros, fruncía el gesto y eso era todo. Este chico parece tonto, era la respuesta a su mutismo, y como signo de protesta para el instituto público dejaron de darle la asignación que solicitaban por las clases de enseñanza extra.
Con esa actitud paterna comenzó otro calvario para el pobre chaval, cuando el director del lugar de enseñanza le solicitaba una y otra vez el importe mensual de las inexistentes clases de refuerzo. ¡Arribas¡, decía, debes ya dos meses. Diles a tus padres que te den el importe, 25 pesetas, de la correspondiente mensualidad y ten en cuenta que se acumulan dos cuotas. Dos, tres, cuatro y seguir sumando ya que al reclamar el crio los importes a su madre esta le respondía que no, no iba a pagar unas clases que no servían para nada.
¡Tus buenos bocadillos te metes¡, le decía el director, por falta de dinero no es, solo hay que ver las barras de pan que te comes cargadas de sardinas en aceite. Dile a tus padres que así no puedes seguir, ya debes cinco meses y en cualquier momento estarás en la calle sin colegio y sin enseñanza. Esto no iba a suceder, todo era un gran timo con el que los profesores mal pagados por la dictadura, trataban de compensar sus sueldos de miseria a costa de las miserias ajenas. Un calvario para el chaval que gestaba en su interior un fondo de rebeldía hacia algo que no podía comprender. Por que no pagaban, por que el tenía que enfrentar esa situación, a que tantas preguntas, el que culpa tenía de todo ello.
Su insatisfacción se concretaba en no hacer nada durante las clases, cambiaba cromos, enseñaba boliches nuevos, hablaba con sus compañeros, se tiraban pelotillas de papel unos chicos a otros. Eso si, el rezo puestos en pie delante del crucifijo, la canción patriótica del Cara al Sol.....con la camisa nueva, no faltaban teniendo frente a ellos colgadas de la pared las efigies de Franco y José Antonio, marrones, descoloridas, con caras de pocos amigos mirándoles con severidad.



Jose Antonio a la izquierda, el crucifijo en medio y Franco a la derecha, como es natural, fueron unas imágenes que acompañaron a cientos de miles de niños y niñas de la posguerra. Los dos retratos se equiparaban a Jesucristo, algo que fue creando un poso de rebeldía y falta de fe a todo lo que representara, iglesia, fe, crucifijo, fascismo, dictadura, falange y demás historias representadas en esos tres símbolos de la posguerra.

LOS JESUITAS Madrid 1952



Plaza de Castilla, Madrid, años cuarenta y cincuenta.


La actual Plaza de Castilla en Madrid, era llamada coloquialmente "Hotel del Negro" cuando Emilianito transitaba por sus alrededores. Y el motivo era un enigma para el. ¿Hotel del Negro?, donde está el hotel, que es un hotel, se decía el pequeño, y el ¿Negro?. Quien sería el negro.



(Madrid, Plaza de Castilla hoy)
Si preguntaba por estas cuestiones el mutismo era absoluto. Con lo que sería mucho mas tarde, empezando a ser adolescente, cuando sus preguntas se vieron respondidas por los chicos de la calle. El Hotel del Negro era una "casa de putas" durante la República, y el negro era quien lo dirigía. ¿Casa de Putas?, y eso que es, preguntó el muchacho. Jo, pareces tonto chaval, ¿no sabes lo que es eso?. Así, lentamente y con nueve años comenzó el crio a saber los enigmas del sexo. Hasta ese momento niños y niñas seguían jugando juntos y revueltos, sin prejuicios de ningún orden, no obstante muy pronto algunas niñas dejarían de bajar a la calle a mezclarse con los muchachos y formarían sus grupitos a parte con otras niñas de su edad.





Con ocho años al chaval lo habían sacado del instituto "Torres Garrido" y lo habían inscrito en un nuevo colegio, esta vez de Frailes Jesuitas que había en el barrio de Chamartín de la Rosa. Lo de "La Rosa" nadie sabia el por que, posteriormente desapareció "La Rosa" y quedó solo "Chamartín" para la posteridad o el momento actual.

(Madrid, la Castellana, años cuarenta y cincuenta)


(Madrid, Paseo de la Castellana, hoy)
Con un frio helador, en invierno. empleaba media hora de larga caminata subiendo Bravo Murillo, atravesando "El Hotel del Negro" o Plaza de Castilla, y bajando por Mateo Inurría hasta el colegio-convento de los Jesuitas. A las ocho y media cerraban la verja de entrada al recinto y nadie entraba en su interior. Con cuatro, si cuatro, faltas no justificadas el chico era expulsado del colegio de inmediato por faltas de puntualidad o novillos. El temor a ser expulsado era permanente pues se creía que este colegio tenía que ser muy bueno al ser regentado y propiedad de "los Frailes Jesuitas", nada mas lejos de la realidad pues para el muchacho, y sus compañeros, fue una fuente de sinsabores y torturas administradas sabia y ladinamente por sus maestros, seglares, y su director padre jesuita imbuido de un rígido espíritu de rectitud y disciplina.


 

Que alegría para sus progenitores, el chico va a un colegio de curas, allí le enseñaran bien todas las materias y lo educarán adecuadamente. Y no es caro, que va, poco más de lo que reclamaban en el anterior instituto "Torres Garrido" donde olvidó todo lo que ya sabía, comentaban entre ellos.
A sus hijas las habían sacado de un colegio de monjas, "Las Adoratrices", ubicado cerca de la casa en la que vivían,  por el mismo motivo que al chico. No aprendían nada en absoluto, se pasaban el día rezando, tenían que ir muy limpias, el pelo recogido y un uniforme impoluto.
En una ocasión en la que a Paquita, la madre, no le dio tiempo a recogerles el pelo adecuadamente, las monjas pasearon a las dos hermanas por todas las clases indicando la forma en la que NO había que acudir al colegio-convento. Luego las mandaron a casa para que su madre las peinara convenientemente.
Ya no volvieron a semejante lugar, convento de "brujas", según la madre. De inmediato hubo que buscarles un nuevo colegio, esta vez privado y de pago, donde finalmente comenzaron a aprender algo de provecho.
Pronto con nueve para diez años empezaron a estudiar lo que entonces llamaba "bachillerato" y durante cinco años o más estuvieron sometidas a la disciplina de un colegio privado seglar. Muy caro para los bolsillos de la mayoría, y protesta continua para Paquita su madre, que mensualmente tendría que apartar una sabrosa cantidad de pesetas para el estudio de las dos muchacha.



Nuestra Señora del Recuerdo. "Los Jesuitas"   Madrid


Emilianito sería menos gravoso, empezó su bachillerato con ocho para nueve y la mensualidad que pagaba era mucho menor que la satisfecha por sus hermanas.

SIN QUEJAS ´POSGUERRA

Temor es lo que siente este crio de ocho años cuando vuelve a cambiar de colegio y ahora tiene que ir a uno regentado por Jesuitas.
Hora de entrada ocho y media, a esa hora se cierra la verja.

Distancia a recorrer treinta o cuarenta minutos, al paso de un chico de ocho años.

Hora para levantarse siete y cuarto de la mañana.

Emiliano piensa que tiene que hacer ese recorrido llueva o nieve, con frio o calor, y por supuesto lo hará solo.

Nada puede hacer para evitar ese desafío. El colegio al que va ha sido un desastre y sus padres piensan que la mejor opción es este colegio de Jesuitas, llamado "Nuestra Señora del Recuerdo"  que está situado en Chamartín, una zona aneja a Madrid que pronto será un nuevo distrito de la gran ciudad.

Ocho años y un recorrido de cuarenta minutos, noche cerrada en invierno, frio, lluvia, y a un nuevo colegio en el que desconoce a sus compañeros y profesores.
La amenaza es tener mas de cuatro faltas de asistencia y ser expulsado de inmediato.

De nada sirve quejarse, no hay quejas válidas en el Madrid de los años cincuenta.
Es Octubre de 1952 y este crio de ocho años comienza el recorrido que le conducirá a pasar cinco años, medio interno, en un colegio que le marcará de por vida.

Es indudable que un colegio interno, o medio interno, a una edad temprana señala para siempre a los niños y niñas que acuden a el sin ninguna defensa, a merced de sus educadores, buenos o malos, templados o violentos, cultos o iletrados.
Y no hay queja posible, privilegiados de poder acudir a un colegio donde se les enseña, o donde se les educa que esto último puede ser mas importante.

¿Educar, en que consiste esa educación?.
Una pregunta interesante y complicada.

Depende del momento, del lugar, de las costumbres, de la religión imperante, del sistema de gobierno, de los derechos reconocidos o no hacia la infancia.

En la España del año 1952 la costumbre era patriarcal, la religión era Cristiana Apostólica y Romana sustentada por un Estado confesional, el sistema de gobierno era una dictadura, y los derechos de los niños no existían.

¿Que podía sentir un crio de ocho años de una situación semejante?.



Miedo, pavor ante lo desconocido, prevención ante sus nuevos compañeros de todas las edades rejuntados en un patio enorme donde se les soltaba media hora por la maña y otra media por la tarde.
Con frio o con calor el patio era obligado, nadie permanecía dentro de la clase y un maestro vigilaba que no hubiera declarados abusos de los mayores hacia los pequeños.

Pero los había.

En dos turnos diferenciados se juntaban niños, varones, desde los ocho años hasta los once. Posteriormente salía el segundo turno con muchachos de doce hasta los catorce o quince años de edad.

Los mayores abusaban de los pequeños de todas las formas zafias y soterradas imaginables.
Empujones, insultos, amenazas, chantajes, eran habituales, que no palizas pues el profe vigilaba las agresiones descaradas.

Con esta perspectiva educacional comienzan las clases, o el calvario, que Emiliano tendrá que recorrer a una muy temprana edad de su vida.

Solo, indefenso, minúsculo, en un entorno hostil y severo que marcará su vida para siempre.
 

UN DIA CUALQUIERA


El invierno de 1952 iba a ser duro para el pequeño Emiliano. Cumpliría 9 años en noviembre y para esas fechas el frío de la meseta se dejaba notar en mañanas gélidas y mediodías templados.

No tengo frio, piensa el, como es posible que digan siempre lo mismo.
Que frío hace, repiten estos mayores, y yo me pregunto, ¿es que no se enteran de que en invierno hace frío y en verano calor?.
Anda lo mas rápido que puede, lleva la mente en blanco pues no sabe lo que le espera.
¿Para que preocuparse?. Peor que estaba en el Torres Garrido no voy a estar aquí.
Espero pagar todos los meses y que no me tengan que hablar de los bocadillos que me como al desayuno.
Que pesado era ese señor repitiendo una y otra vez siempre lo mismo.
¿No se cansaría?
Y mamá me seguirá preguntando ¿Qué hacemos en el cole?. Espero que ya no, dicen que es bueno, veremos.

Con estos pensamientos el chaval atravesaba la gran plaza descampada a la que llamarían Plaza de Castilla y por la que el viento no paraba de soplar.
La Sierra de Guadarrama blanqueadas sus cumbres por las primeras nieves lanza puntazos de oxígeno que purifican la atmosfera de la gran ciudad.
También hace sentir el viento helado que acompaña a las mañanas de un Madrid aterido, sin leña ni carbón para atenuar el frío crónico de sus habitantes.
El crío no es uno de ellos, rebosa de energía hasta el punto de que nunca lleva abrigo, un jersey grueso, una bufanda y guantes de lana confeccionados por su madre, y a veces una chaqueta arreglada para el de su padre que suele llevar con desgana.
Es alto para su edad y comienza a llevar prendas adaptadas de su padre. No le gustan, preferiría llevar algo suyo, propio, comprado expresamente para el, pero no hay dinero para semejantes lujos y debe conformarse a regañadientes con las prendas de uniforme que a su padre le suministra el Banco Hispano por su puesto de ordenanza.



Maravilloso, piensa el, se van a partir de risa lo críos cuando me vean de semejante facha. Una chaqueta de uniforme que se ve perfectamente es de mi padre.
En cuanto pueda me la quito, pero ¿donde la guardo?, si la pierdo mi madre me mata.

Ha llegado a las verjas del colegio con diez minutos de margen. Entra y comienza a examinar a los chicos que van llegando. No sabe donde está su clase, tendrá que preguntarlo.

El barullo es impresionante, sale un profe y grita, todos al patio, rápido, ¿Qué hacéis aquí dentro?.
Formar filas de a tres por curso, los de primer año a la derecha, a su izquierda en fila los de segundo, y así sucesivamente hasta los de cuarto grado.
Quiero ver cinco filas perfectamente alineadas de menor altura a mayor, así os veo a todos, el que se mueva  va a cobrar por ser el primer día de clase.

Atropelladamente y a empujones los chicos van saliendo a un enorme patio que hay en la trasera del edificio.
Desde el se ven campos sembrados, huertos y al fondo a la derecha se erigen las torres del convento de los Frailes Jesuitas que pasados unos años sería derruido, nadie sabe la razón aunque seguramente sería pura especulación al revalorizarse exponencialmente los terrenos circundantes.

Se van formando las filas mal estructuradas las de primero pues los chavales están asustados.
Las otras perfectamente sincronizadas sirven de ejemplo para los recién llegados.

Emiliano está al final de su fila, es muy alto para la media de estatura y aparenta mayor edad de la que realmente tiene. Tendrá problemas por ello, aunque eso será en su próximo futuro.
Para la sociedad generada por la dictadura de Franco en los cuarenta, cincuenta e incluso sesenta, todo aparenta ser claro y verdadero.
Las ideas son escuetas e inamovibles.

Las madres solteras son chicas o mujeres descarriadas que son apartadas de la sociedad. Son fruto de cotilleos o comidillas cuando no son directamente expulsadas de casa de sus padres por ser una vergüenza para la familia.

La homosexualidad es una aberración que no tiene cabida en las costumbres cristianas o morales del Estado.
A veces es perseguida, denunciada y finalmente condenada con cárcel o palizas sabiamente administradas por la brigada político social.

Cualquier opinión o idea que se aparte de la doctrina cristiana o del glorioso Movimiento Nacional del treinta y seis, es prohibida y perseguida con saña.

Los partidos políticos están prohibidos y sancionados sus miembros.


TODO ESTA PROHIBIDO



España sufre una conspiración Judeo-Masónica inspirada por las fuerzas extranjeras enemigas de nuestro glorioso pasado y prometedor futuro.

Chicas a un lado, chicos a otro. Perfectamente diferenciados y separados los sexos en escuelas, recintos sociales e incluso en algunos actos lúdicos celebrados en pequeñas ciudades de España.

Carnavales prohibidos por decreto.

Cesura en todos los medios, cine, radio, prensa y cualquier otro boletín informativo.

El sexo está prohibido por decreto. No existe. Chicos, Chicas, Mujeres y Hombres son seres asexuados que solo sirven para procrear y dar españolitos a la Nación.

El pecado existe en cualquier sitio, permaneced siempre alerta recomiendan en pequeños panfletos repartidos en diócesis y organismos sociales.


Se prohíben bailes agarrados, besos, tocamientos impuros, revistas extranjeras y todo símbolo explicito de lubricidad.

Diferencia de derechos y obligaciones entre ambos sexos.
La mujer es madre, compañera y esposa, nada más. Mejor en casa que fuera del hogar.

Chicas que deberán aprender cocina, costura, bordado y prestaran parte de su tiempo en el Servicio Social Obligatorio si alguna vez desean trabajar fuera de sus casas.

Chicos que aprendan a jugar al futbol, balón mano o balón cesto a lo sumo. Servicio militar obligatorio y cartilla militar durante diez, quince o veinte años.






En Semana Santa se prohíben cualquier clase de espectáculo o divertimento no religioso. Música clásica en las ondas, teatros cerrados, cines con la Pasión de Cristo o peliculas de Romanos, y visitas a las Iglesias haciendo las Estaciones.
Procesiones, Rosarios, Vigilias, propiciadas y retransmitidas para toda la Nación.

Futbol, Pan, y Toros, esa es y será la norma por años.


La lista es interminable como corresponde a una dictadura férrea que se precie.
Dictadura de derechas, copiada en muchas de sus normas y maneras a las de izquierdas, salvo en lo que a la Religión se refiere.

Y la sociedad temerosa del pasado calla y acepta, en apariencia, mientas sotto voce se cuentan chistes a costa de Franco, su esposa, el gobierno y los curas.

La España de charanga y pandereta  mencionada por Machado que siempre será la misma.


COLEGIO



Ya formados esperan callados, algo va a suceder piensa Emiliano, pero la espera se le hace muy larga. Medio dormido, con frío, quieto, casi tirita y está asustado de verse en ese mundo desconocido para el. ¿Cuánto tiempo ha pasado?, no lo sabe, de repente ve aparecer una figura de negro, delgada, espectral casi pues no conserva ni un solo pelo en su cráneo cerúleo que brilla en la tenue luz de la mañana. Les da la bienvenida, enumera una serie de reglas en una interminable lista que pareciera no tener fin. Las sanciones para el incumplimiento de esas reglas parece ser siempre la misma. La expulsión inmediata del colegio sin opciones de perdón.

El crio está apabullado, igual que todos los pequeños compañeros que forman delante de el.  Parecen pequeños reclutas a los que ya han gritado "descansen" pues aunque mas relajados sin estar "firmes" siguen sin descansar en absoluto. Las primeras filas de su grupo se están moviendo y el mismo comienza a desfilar camino del recinto. ¿Dónde vamos ahora?, se pregunta.
Enseguida lo verá, entran en un gran espacio que parece un salón de actos o una capilla, pues al frente hay un altar con una figura de Cristo crucificado. Los pequeños ocupan las primeras filas, y pronto todos van colocándose por orden, de primer curso hasta el último en un absoluto silencio. Cuando están todos dentro empieza a escucharse un murmullo que poco a poco va a más cuando los de atrás empiezan a saludarse, y los pequeños miran a ambos lados e intercambian nombres con los compañeros de al lado.
¡ SILENCIO¡  se escucha de repente. ESTAMOS EN LA CASA DE DIOS, añade a continuación la figura de negro, de pie, frente al altar mirando a todos y cada uno de los muchachos. Los taladra con sus ojos azules, fijos en cada uno de ellos, y el silencio se extiende de inmediato como si una gran mancha de aceite inundara el recinto asfixiándoles sin poder respirar. Este cura es aterrador, piensa el crio, y retira su mirada con prontitud pues no se atreve ya a mirar al frente.
Desaparece la figura de negro y enseguida vuelve a colocarse frente al altar, despaldas de ellos afortunadamente, vestido con las ropas apropiadas para decir misa. Comienza el Oficio, largo, perpetuo, en el que los ojos se cierran inadvertidamente hasta que algún chaval es despertado con un sonoro sopapo propinado por uno de los proferos, calvo y con bigote, que cuida de la silenciosa manada.
Llega la comunión y los chavales comienzan a desfilar por orden, desde los primeros bancos hacia los de atrás, fila tras fila se dirigen al altar donde formando una hilera de frente esperan a recibir la Sagrada Forma. Un crio comulga, por orden, de izquierda a derecha  en la hilera arrodillada primero y en sentido inverso después. Con la Sagrada Eucaristía en su boca, se incorpora, abandona la hilera paralela al altar y de inmediato otro ocupa su sitio. El proceso se hace con rapidez, no obstante al ser solo un sacerdote quien administra la comunión, el tiempo pasa con lentitud y al menos durante diez minutos se prolonga el desfile de niños rígidos, silenciosos, que se arrodillan y posteriormente se incorporan con la pequeña Hostia dentro de sus respectivas bocas.


Emiliano no ha se ha confesado, y permanece en su sitio casi solo y avergonzado por no acompañar a sus compañeros. La gran mayoría si ha abandonado sus asientos y se han dirigido hacia el altar, al frente esperan su turno y tardarán en regresar haciendo la soledad del crio mucho mas notoria.
Está solo, avergonzado, indefenso, piensa que todas las miradas se clavan en el y al menos una si le examina detenidamente mientras va depositando el Cuerpo de Cristo dentro de las pequeñas bocas de los chicos que de rodillas esperan su turno, algunos con la lengua fuera igual que perrillos felices que van a recibir su premio.
Empiezas bien, piensa el chico, lo primero que tienes que hacer será confesarte a la primera ocasión que tengas, pero con quien, con esa figura oscura que te ha clavado en el banco con su fija mirada. Pues que remedio, asiente en su interior, no veo ninguna otra forma oscura.

OPIO DEL PUEBLO

Futbol, toros, cine y mas futbol era el opio del pueblo en la España de los cincuenta.

Cualquier evento, convocatoria o manifestación eran abortadas a base de retransmitir por la televisión un partido, una corrida de toros o una buena película previamente censurada, doblada e incluso con los diálogos cambiados si fueran política o religiosa mente incorrectos o inapropiados.

El 1 de mayo, fiesta del trabajo, se había convertido en el día de San José Obrero, cualquier manifestación sindical era perseguida primero por que no existían los sindicatos de clase, eran los del movimiento, segundo a base de espectáculos deportivos o taurinos retransmitidos, y en tercer lugar a pasa de Policía Armada, a caballo en ocasiones, que se ocupaba de reprimir a base de porra cualquier reunión o manifestación no autorizada por el régimen.


Lentamente "el opio del pueblo" había dejado de ser la religión para convertirse en "Televisión Española" que a base de futbol , corridas, festejos y festivales, todo ello retransmitido, había reemplazado a otros medios menos visuales.

Programas, series, concursos, y actuaciones en playback, todo era valido para combatir cualquier desviación de la ideología oficial.
Prohibido pensar, opinar, manifestarse, reunirse en grupos de más de seis o siete.

Ley de vagos y maleantes a todo aquel que no tuviera un trabajo definido, una mentalidad al uso, social y religiosa, cristiana, ausente de ideologías políticas o reivindicativas de
cualquier orden y tratara de vivir sin seguir las normas de convivencia del régimen.

CANCIONES DE POSGUERRA


La clase es grande, bien cuidada, no hay borrones de tinta sobre los bancos y todo aparenta limpio y ordenado. La luz pasa libre a través de los cristales de grandes ventanas y el ambiente resulta cálido con el sol de otoño.
Emiliano tiene un crio de su edad sentado a su lado, los pupitres son de dos, no corridos y ya se han presentado.
Me llamo Domingo ha dicho el muchacho, ¿y tu como te llamas?. Emiliano, respondo y le miro a los ojos directo.
Siempre hago igual miro los ojos de la gente, es la forma de tratar de adivinar sus pensamientos, por los movimientos de sus párpados, su pupila que puede agrandarse o volverse pequeña, se si dice verdad o no. También las manos son muy esclarecedoras, y he observado que las de la figura negra no se mueven. Suele tener sus dedos entre cruzados sobre su estomago y evita cualquier tipo de movimiento. Es muy astuto, creo, y es seguro que voy a tener tiempo de comprobarlo.
Sucede también que si conozco bien a la persona que miro fijo a sus ojos, suelo saber lo que está pensando, si ha ocurrido algo, y si hay hostilidad o agrado en su mirada. A mi madre, que tiene los ojos claros, siempre leo en ellos, estados de ánimos, si ha tenido disgustos, si está alegre o triste, y con esos datos en mi cabeza procedo con precaución a decirle o pedirle lo necesario.


Tras observar bien a Domingo, por su mirada, el gesto tímido de su boca, y sus manos a la defensiva, llego a la conclusión de que es un buenazo. He tenido suerte, pienso, seguro que vamos a ser buenos amigos.
Entra un profesor, nos ponemos en pie, rígidos, señala a un chico y le indica que rece. Un padre nuestro, un Ave María, Gloria y tras ellos nos dice que cantemos. Encima del pupitre hay una hoja con varias canciones, hoy cantar leyendo pero para mañana quiero las letras aprendidas sin excusas, son fáciles y muy instructivas.
Algunos comienzan a catar algo titulado  "Cara a el Sol" sin tan siquiera consultar la letra. Yo la leo, a la misma vez que Domingo, y cantamos en voz baja. Siento vergüenza de estar cantando algo que ni entiendo ni me gusta, aunque tendré que aprender esa canción y otros dos que vienen a continuación. Una de ellas se titula "Prietas las Filas" y la otra "Isabel y Fernando", pero que canciones mas extrañas y que situación tan absurda cantarlas antes de empezar la clase. No se ni lo que indican las letras aunque es muy probable que nos las expliquen luego.
Y así va a ser, el profe se presenta diciéndonos que aprenderemos una asignatura que se llama "Formación del Espíritu Nacional" y yo sigo sin entender nada.
Pienso que no voy a empezar en absoluto bien estas clases en el colegio de los Jesuitas, y tengo para rato, si es que no me expulsan antes.

BROMAS PESADAS

Es un mundo hostil el que rodea al pequeño chaval que ve como su espiritualidad infantil va desapareciendo a base de empujones, alguna bofetada, malos modos y bromas de los compañeros mayores que el. Tampoco los profesores se abstienen de sacudir a los chicos cuando les viene en gana.

No es "el vive y deja vivir", no, se trata de ser el mas duro y rodearse de compinches que ríen tus gracias y las bromas que gastas a los más débiles y pequeños. Suele ser la norma de los matones y de quienes son mas débiles que nadie. Necesitan del grupo para sentirse poderosos y dejar aflorar su insegura agresividad.

Emiliano está en desventaja, es pequeño, no es agresivo, pero no es débil, nunca lo ha sido ni lo será en el futuro.
Poco a poco su carácter se irá forjando en una dura capa exterior que va rechazando las agresiones verbales a base de indiferencia y no seguir la norma establecida. Aislamiento, pasar desapercibido, confundirse con el paisaje, esa es su táctica y le dará buenos resultados cuando ha sufrido bromas pesadas y algún empellón.
Al cabo de unas semanas, sin darse cuenta, ha encontrado un amigo.
Es mayor que el, año y medio más, lo bueno será que vive en la misma calle que el chaval. Nunca antes se habían encontrado posiblemente porque es nuevo en el barrio.
En lo sucesivo este amigo será su escudo protector que le va a evitar gran parte de las bromas que le venían gastando.
Es mayor, es listo, ocupa las primeras filas de la clase e impone respeto por su irónica manera de ser. Van a ser íntimos amigos durante muchos años, los mejores presagios se perfilan en el futuro de estos muchachos. Amistad, camaradería y buenos ratos juntos hasta que pasen su adolescencia.

PUBERTAD Y SEXO


Adolescencia y sexualidad, dos factores que multiplican por diez la sensibilidad de los críos que se acercan a la pubertad y Emiliano no es la excepción. Con nueve años todo lo relativo al sexo comienza a interesarle y aún no ha empezado a madurar. Nunca el concepto de pecado había sido significativo para el, ahora todo comienza a cambiar y cada vez se siente mas indefenso ante las fuerzas de lo que entonces se consideraba "el mal" es decir el "sexo solitario" perseguido y penado con las llamas del infierno.
Las horribles y tremebundas historias que se leían en misa o a la hora de comer todas trataban de lo mismo, pecado y condenación, y el terror de morir en pecado por cometer actos llamados "impuros" iba haciendo presa en el animo y espíritu de los pequeños pre-adolescentes.
En voz baja comentaban sus descubrimientos sexuales, que si hombres y mujeres hacían "eso", el acto, y no solo una vez para encargar los niños. Lo hacían en muchas ocasiones y era muy placentero. ¿Cómo lo hacían? Pues ya sabes, hay que introducir la "cosa" dentro de las mujeres y luego, bueno... luego nadie lo sabía pues la experiencia era nula.
Que asco, comentaban algunos, "la cosa dentro de su cosa", ¿y eso puede gustar?. Es seguro que gusta, comentaban los mas mayores, pues cuando los novios se casan y van de "luna de miel" están muy contentos y por eso se llama "de miel" por que tiene que ser muy dulce practicar eso, el sexo.
Chismes y comentarios de esta índole corrían de boca en boca de los críos, sazonados con auto tocamientos de investigación prematura. ¿La cosa dentro? y ¿como?, si es tan blandita y pequeña pensaban los pequeños. Blandita y pequeña la tenéis ahora que sois un críos pequeñajos, les decían los expertos o tempraneros, ya veréis lo que pasa dentro de poco una vez que os manipuléis lo suficiente. ¿Y eso como se hace?, preguntaban una y otra vez los de nueve o diez años a el menor descuido. Pues eso, silencio, hay que manipular, tocar, mover la mano, y zas ocurre.
Con estas explicaciones el crio no se enteraba de nada y a el, de momento, estos temas le daban extrema vergüenza. No le gustaba hablar de eso pues con dos hermanas en casa le daba pudor pensar en esas cuestiones de chicos y chicas.
En la calle jugaban todos juntos, chicos y chicas revueltos, aunque si había juegos exclusivos de muchachos y otros de chicas. Por lo demás todos eran considerados compañeros de juego y a veces las peleas o puñetazos se repartían sin distinción de sexo alguno.
En el colegio todo era diferente, al ser solo chicos las conversaciones maliciosas proliferaban por los corrillos. Cuando se divisiva algún profe cerca, o el rector, se cambiaba de inmediato el tono o la conversación y salía a relucir los partidos de futbol, el Real Madrid, o cualquier otra cosa que sucediera en ese momento.
En voz baja también hablaban de los que habían expulsado por faltas a clase o por alguna otra pequeña-gran falta castigada con la expulsión inmediata. Hablar en misa o el rosario iba acumulando pequeñas faltas que una vez sumadas constituían faltas severas. A las cinco también se castigaba con la expulsión y no había recurso posible.
Se acercaban las Navidades del año 1952 que no cambiarían nada en la vida del pequeño muchacho que acababa de cumplir los nueve años. Inmaduro, inocente, indefenso casi, pronto iría desarrollando un espíritu de superviviente que le acompañaría durante toda su vida.


PECADOS Y REMORDIMIENTOS




Para el muchacho que vivía en los cincuenta y despertaba a su sexualidad todo era pecado, pecado mortal, y siempre era necesario ir confesar si deseaba recibir la Santa Eucaristía. Había que contar detalladamente cuantas veces se habían hecho tocamientos "impuros", en que pensaba o que deseos le incitaban a semejantes actos, y todo esto a Emiliano le resultaba muy vergonzoso y humillante.

No acaba de entender la maldad de ciertos actos ni tampoco como podían estar castigados con las penas del infierno. El fuego eterno pregonaban en las lecturas que se hacían en la misa, con lo cual en cierta forma el y otros vivían oprimidos por la culpa de claudicar a las necesidades de su pujante adolescencia.
Culpa por ceder a la tentación de pensar y disfrutar con lo prohibido, no confesar que se había hecho, y temor ante la posibilidad de morir en pecado mortal. Vergüenza y pecados eran compañeros cotidianos durante días hasta que en algún arranque de valor, algún sábado por la mañana, se atrevía a confesar con algún fraile desconocido del convento al que acudían cada semana.

En fila de a uno andaban el trayecto que separaba el edificio de las clases del convento jesuita de Chamartín.  Allí procedían a escuchar misa en la gran capilla, confesar masivamente en una docena o mas de confesonarios y acudir en largas filas posteriormente a la comunión.
Con el padre rector no deseaba confesar, no quería que el temible fraile conociera sus intimidades, con lo que un día y otro permanecía solo en el banco de la iglesia o rodeado de otros muchachos que como el no acudían a recibir el Santo Sacramento. El Rector les taladraba con la mirada de sus ojos azul celeste que parecían decirles lo descontento que estaba con ellos. Pecadores impenitentes, arrepentíos de vuestros actos y pensamientos impuros, era la frase que les enviaba con sus miradas, pero ni por esas Emiliano se movilizaba a confesarse con el.
Así fueron pasando los primeros meses y se decidió que el muchacho empezara el bachillerato a pesar de no tener edad suficiente para ello. Con nueve años recién cumplidos comenzó a preparar lo que llamaban "ingreso" que solía prepararse a los diez o mas y muy pronto se verían los malos resultados de adelantar sus estudios y ir al ritmo de sus otros compañeros mayores que el.
El niño es listo y va adelantado, no hay problema que empiece el bachillerato a una edad temprana, le comentó el rector a los padres del crio, y así lo hicieron.
Quedaron de acuerdo en que el régimen a seguir por el muchacho sería de medio interno, es decir entrada a las ocho y media, almuerzo en el comedor del colegio y salida por la tarde a las cinco si es que no estaba castigado el o la clase entera con lo que la salida podía demorarse una o dos horas.
La disciplina dentro de las clases, en la capilla o en el patio formados era estricta. No se toleraban conversaciones, risas, ni tan siquiera malas posturas. Firmes, descanso, silencio, rezo, más rezo, atención en la clase y al menor desliz bofetada o reglazo en la mano, cuando no era de rodillas frente a la pizarra o incluso "toda la clase de rodillas" y no había posible reclamación o protesta. La expulsión inmediata estaba siempre latente y nadie se atrevía a provocar una represalia semejante.
Se consideraba a la institución un buen colegio, donde los chicos eran educados en la obediencia estricta, las buenas costumbres de entonces, la religión, y la aceptación sumisa a la autoridad siempre presente.
Capas y mas capas añadidas que escondían en el fondo, insumisión, rebeldía, hartura, irreligiosidad, y miedo a todo lo que fuera el castigo físico o a la muerte súbita en pecado.

INVIERNOS DE LOS CINCUENTA

Cuanto frío pueden pasar unos críos en el crudo invierno de Madrid cuando no hay nada para calentarse. El carbón era carísimo, las astillas para prender la lumbre mojadas, y los recursos para las gentes que vivían en los cincuenta muy limitados. Carbón, era la pesadilla en el invierno, carbón que arda y caliente los huesos helados hasta los tuétanos.
No había con que calentarse, lo mejor salir a la calle y correr, jugar al rescate, tu la llevas, el escondite a llamar a las puertas, policías y ladrones, de esta forma se pasaban las horas sin pensar en el frío, el hambre o las privaciones.
Chicos y chicas menores de once o doce años pasaban su tiempo libre en la calle, saltando, chillando, jugando. El frio y el mal humor quedaban encerrados en las casas donde las madres se lamentaban de la escasez.
Dentro de las casas, salvo en la cocina, el frío era espantoso y los sabañones en los pies o manos era la norma general. Como picaban y dolían por mucho que las madres se afanaran tejiendo jersey y calcetines de lana para marido e hijos. Manos agrietadas del agua fría, costras que dolían cantidad y ninguna crema para aliviar las molestias.



Inviernos de Madrid años cuarenta y cincuenta, cuanto duraban, interminables, cuando vendrá el buen tiempo se escuchaba de continuo comentar en las tiendas o puestos callejeros. Las cerilleras que vendían tabaco y caramelos sentadas en unas sillas de madera en mitad de la calle tiritaban de frio bajo capas y capas de ropa y algunas mantas raídas. Los chavales cuando conseguían alguna "perra chica o gorda", cinco o diez céntimos de peseta, corrían a comprar alguna golosina, un chicle, diez de pipas o algún cigarrillo los mayores que se fumaban a escondidas de los mayores. Que pensarían estas mujeres inmóviles durante horas, sentadas a ambos lados de la calle próximas a algún cine, peleando con los críos que trataban de sisarles algún caramelo o chicle a poco que se descuidaran. En un pequeño cesto depositaban su mercancía y así vendiendo chucherías sacarían algunos céntimos de ganancia para ir mal viviendo.
En algún otro puesto se cambiaban tebeos o novelas baratas a los muchachos que con diez céntimos de peseta conseguían cambiar algún tebeo con el que pasar la tarde, y una vez leído a cambiarlo con algún otro crio que hubiera renovado su colección por el mismo procedimiento.
El problema era siempre donde encontrar una "perra gorda" (los diez céntimos) y así completar una tarde de sábado o domingo.
Nada calmaba el frío, nada aliviaban los sabañones, picaban y dolían a rabiar.
¿Qué hacer?. Aguantar, simplemente aguantar y no quejarse pues lo último era siempre cabrear a los mayores.
Frío en la casa, frío en el colegio, frío a veces en la calle que se combatía corriendo y jugando. ¿Qué nos quedaba?.
El cine, las salas de sesión continua, todos apiñados hasta la primera fila recibiendo y dando calor humano e incluso con suerte con la calefacción encendida. Suficiente para sentirse en la gloria y repetir las películas una y otra vez en sesiones interminables de cinco horas.



Cine, cine, cine, mas cine por favor como cantaba Luis Eduardo Aute en años posteriores.
Mas cine, todo lo que el cuerpo y la mente aguantaran con tal de estar calientes y a salvo.


para continuar..... 





el gatufo

viernes, 18 de septiembre de 2015

UN HOMBRE





Emiliano es un joven de 22 años que cumple su servicio militar como cabo auxiliar de un coronel del Ejercito de la República.
Pertenece al Cuartel de la Montaña y está esperando unos dias de permisoen el mes de Agosto de 1936 para ir a visitar a su novia Paquita en el pueblo Burgales de Gayangos, de las Meridandes del Norte de Burgos.

Comienza el mes de Julio con el calor acostumbrado que siempre cae como fuego sobre las calles de la capital de España. Nada hace presiagiar para este soldado la que se avecina en los próximos días, el solo piensa en su permiso y en la novia que espera ver en sus dias de asueto.
El coronel al que sirve le dice que tome su permiso ese mismo mes de Julio y que parta sin demora hacia el pueblo de su novia.

++++

"Mi coronel, preferiría ir en Agosto en las mismas fechas que Vd., toma su permiso y así puedo seguir a sus ordenes durante este mes de Julio.

Emiliano, obedezca mis ordenes y salga mañana mísmo de permiso y sin demora, es una orden.
Como Vd. ordene mi Coronel, a sus ordenes".


El joven soldado no entiende el motivo de tener que marcharse ahora, en Julio, cuando el hubiera preferido el mes de Agosto que son las fiestas de casi todos los pueblos de las Meridandes de Burgos.
Lástima, piensa, menuda faena que me hace este coronel, y parecía que me apreciaba de veras.

Sin dilación toma el tren hasta Burgos, y desde allí al día siguiente parte hacia el norte de la provincia donde le espera Paquita que vive con su anciana madre. 
Son novios formales desde hace tiempo y el podrá hospedarse en la casa que tiene habitaciones suficientes para tres o cuatro personas más. 
Paquita duerme en la mísma habitación que su madre, no hay posibilidades de ningun tipo de relación fuera de lo que se considera honesto en una pareja de novios formal en aquellos años.

 

El 18 de julio de 1936, pocos dias despues de que Emiliano esté en casa de su novia Paquita, en plena siega y recolección del grano, se produce la revuelta contra el Gobierno de la República y varios generales y cuerpos enteros del ejercito republicano se alzan en armas contra los gobernantes elegidos por el pueblo.
Pudiera paracer una asonada militar como tantas otras anteriores, pero no será así, los gobiernos fascistas de Alemania e Italia apoyan el Golpe y pronto España quedará dividida en varios frentes de guerra que luchan unos contra otros.

Que hago? se pregunta Emiliano.
El es un soldado de la Republica de permiso y deberá reincorporarse a su cuartel en Madrid, pero es imposible o suicida viajar hasta Madrid. 
Hasta llegar allí hay varios frentes de guerra imposibles de cruzar asi que decide consultar con las fuerzas vivas del pueblo, el maestro, el cura y algun otro cacique del lugar.
Le aconsejan que se presente voluntario a las fuerzas que ahora ocupan la región burgalesa que casualmente son las fuerzas rebeldes afectas a los generales sublevados contra la Republica o Gobierno legal de Madrid.

Con temor se desplaza hasta Burgos y antes de ser identificado como soldado del ejercito republicano se presenta voluntario a luchar contra el ejercito al que pertenece y al que estaba sirviendo en Madrid.
Si le hubieran identificado como tal, inmediatamente hubiera sido fusilado y este que ahora escribe, Emiliano hijo, nunca hubiera existido.

Avatares del destino, sin preveerlo se ve movilizado en unas fuerzas contrarias al Gobierno Republicano legalmente constituido y al que prestaba su servicios como recluta.

Que pasará?, es su gran temor, nos fusilaran a todos cuando esto acabe y además piensa que acabará pronto.

Como la historia demuestra, la contienda civil dura tres años, en ella mueren mas de un millón de personas, y dejará diezmada la nación Española durante innumerables años.
Dividida, luchando hermanos contra hermanos, gentes sin ideas políticas de ninguna clase se veran luchando o siendo fusiladas por el simple motivo de pertener a la UGT o acudir a misa los domingos.
Los paseos nocturnos sin regreso son la tónica generalizada, no hay quien ponga orden en tanta masacre y el resentimiento de los humillados, vencidos o masacrados perdurará por decadas.
En toda guerra civil hay vencedores y vencidos, los vencedores se consideran los buenos, tocados por la mano divina para hacer y represaliar a los vencidos, que por supuesto son los malos.

Pobres gentes semi analfabetas que lucharon en un bando u otro dependiendo del lugar en que tuvieran su pueblo, su ciudad o donde el azar, como en el caso de Emiliano, les pillara en aquel día nefasto del 18 de julio de 1936.
España fue campo de pruebas para las mayores burradas que se avecinaban en la segunda guerra mundial.

Bombardeos indescriminados de ciudades indefensas, Guernica, Madrid, Valencia, Burgos, etc., fusilamientos sumarísimos, asesinatos indiscriminados en mitad de las carreteras, violaciones, quema de conventos, iglesias, o cualquier lugar que fuera del bando contrario contra el que se luchaba.

Desgraciadamente en esta contienda se sembraron las semillas del odio y el resintimiento que todavía perdura en la sociedad española.
Y al resto de naciones Europeas no les sirvio para aprender nada de esta contienda. 
Aprendieron eso si, como eliminar al contrario de forma mas efectiva, bombardeos masivos de ciudades, pruebas y desarrollo de nuevas armas que aniquilaban más y mejor.

El ser humano nunca aprende de los errores ajenos.
El crio vio la luz en una pequeña aldea de Burgos, su padre era el cartero del pequeño lugar y estaba casado en segundas nupcias con la madre del niño que vino a nacer justo en febrero de 1914, cuando la Primera Guerra Mundial, "La Gran Guerra"  fue llamada, estaba en ciernes. 
En julio de ese mismo año fué asesinado en Sarajevo el Archiduque Francisco Fernando y su esposa Sofía Chotek por el anarquista Gavrilo Princip. 

Muy lejos estaban de adivinar en esta aldea Española que el asesinato de una pareja real provocaria una de las peores guerras que asoló Europa desde el año 1914 a 1918. 

Es significativo que este joven Emiliano padre naciera en la primera gran guerra, y su hijo lo hiciera en la segunda, casual o no el siglo XX estuvo plagado de calamidades, contiendas, y sufrimiento.

El padre del crio, Esteban, era pastor de ovejas ademas del cartero como ya quedó dicho. 
Se había casado con Juana, la que seria su madre, despues de quedarse viudo con varios hijos.

Llegó a tener 11 crios, de los que solo cuatro sobrevieron, siendo Emiliano el único varón de la casa y por tanto el que llevaría el apellido.

En la aldea de Burgos, Hoyuelos de la Sierra, donde nació este chiquitín nadie era consciente de lo que sucedía en Europa.
No había ningún medio de comunicación que pudiera informarles de lo que sucedía mas alla de unos pocos kilometros del pueblo, menos lo que pudiera suceder en un mundo tan lejano como Europa del que casi nadie en la aldea hubiera escuchado algo.

Lo que si fué notorio en el pueblo y muy dañino era una pandemia que segaba la vida de infinidad de crios y muchisimos adultos en cuestión de días.

Lo empezaron a llamar "Gripe Española" sin saber el motivo y fué el colofón de decenas de calamidades que asolaban el mundo de aquella época.



Entre las primaveras de 1918 y 1919 la Humanidad sufrió la pandemia más letal de su historia: la llamada “gripe española” que, probablemente causada por un virus gripal de origen animal, evolucionó en la mayor parte del mundo en tres brotes, siendo el segundo de ellos, en el otoño de 1918, el más mortal de todos. 



Según las estimaciones más recientes la cifra de muertos oscilaría entre 50 y 80 millones de personas, entre un 2’5 y un 5% de la población del planeta en ese momento. 
En España murió el 1’5% de la población, lo que supuso que nuestro país tuviese un crecimiento negativo en 1918. 
En EEUU (Estados Unidos) la esperanza de vida en ese año se acortó más de 10 años.  

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Algunos de los hemanos mayores de Emiliano fueron víctimas de la "gripe española" y al pobre crio de cuatro años se le quedó grabado de por vida la muerte de uno de ellos que siempre le protegía. 
Siro se llamaba, y en poco más de unos días falleció uniendose a los millones de muertos en todas las partes del planeta.

Era común entonces que un porcentaje alto de pequeños no sobrepasara el año de edad, demasiada hambre, miseria y enfermedades desconocidas era la situación a la que entonces se enfrentaban las capas rurales o mas bajas de aquella sociedad.


Menos bocas para alimentar pero también menos brazos para trabajar, y afortunado aquel crio que podía ir a la escula tres o cuatro años seguidos y aprender lo suficiente como leer, hacer cuentas y un poco de geografía.

Emiliano, listo y despabilado como pocos, tuvo el gran privilegio de acudir a la escuela hasta la edad de doce años, era el hijo del cartero y su padre había recibido alguna instrucción en su juventud. 

Esteban sabía de la importancia de dar cierta educación a sus hijos, igual que el la había recibido, por lo que permitió que los cuatro apredieran lo suficiente para no ser analfabetos, como era la mayoria de la población Española de entonces.

Los padres de Emiliano, Esteban y Juana, no poseian tierras de labranza, luego con menos de catorce años el chico tuvo que salir de su pueblo y comenzar a recorrer los caminos en grandes carros que se dedicaban a trasportar y comerciar con vinos, telas, y lana procedentes de otras zonas de España.

Su  hermana, Dionisia, mayor que el, muy pronto siguio sus pasos y se colocó como criada de hotel en Burgos capital, abriendo una opción a que posteriormente el chico pudiera trabajar igual que ella como mozo y pinche de cocina en uno de los mejores hoteles de la ciudad.


Pero esa es otra histora que contaré en otro momento.

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Para un muchacho de pueblo la oportunidad de entrar de botones en un gran hotel en la capital de la provincia era un sueño que se hizo realidad en poco tiempo.

El joven gracias a los contactos de su hermana mayor Dionisia logró que le admitieran en uno de los mejores hoteles de entonces, y feliz como puede estar un muchacho salido de su aldea disfrutó enormemente aquellos años de libertad y amor a la vida.

Eran famoso los veranos que pasaba el rey Alfonso XIII en Santander, el viaje suponía varias jornadas y frecuentemente los monarcas pernoctaban en el hotel de Burgos donde trabajaba el muchacho como botones. 
Que gran honor para el ayudar con el equipaje de los reyes, acercarse a ellos y mirar con cara de asombro al Rey y la Reina.
A un chaval la Reina Victoria Eugenia era como una diosa, admiraba profundamente se porte, sus joyas, y su belleza. El rey en cambio no le caía demasiado bien, le parecía orgulloso, altanero y bastante antipático.
Doña Victoria  por entonces era una persona infeliz, era sabido que el Rey Alfonso XIII la engañaba con unas y con otras, y eso a la esposa le entristecía profundamente.

Pasada la etapa de muchacho abandonó el puesto de botones y Emiliano fue asignado a la cocina como aprendiz o pinche para ayudar en todos los menesteres, trabajo que le hizo absolutamente feliz pues su ilusión era aprender el oficio de cocinero.

En ello estaba, aprendiendo a cocinar y tonteando con las camareras que atendían a los huéspedes del hotel cuando le surgió ir a la boda de un compañero que se casaba en una aldea del norte de Burgos.

Al asignarle como representante de los empleados del hotel el permiso estaba garantizado, iba a representar a todos los compañeros del inminente esposo.

Lejos estaba este joven de imaginar que este viaje marcaría su vida para siempre.

Casualidad o destino, nadie lo sabe, pero el hecho fue que en el baile que se celebró para festejar la boda de los novios conoció a una linda muchacha con la que tuvo ocasión de bailar y charlar en varias ocasiones. 
El flechazo fue mutuo y una vez de regreso al hotel en Burgos, el joven empezó a cartearse con la chica que había conocido en la boda de su amigo.  
Ochenta kilómetros separaban a la pareja, pero no fue obstáculo para que la relación se fuera consolidando y el joven aprovechaba cualquier permiso para tomar el autobús que unía Burgos capital con Gayangos, el pueblo donde vivía Paquita, su novia.

Cuando llegaba al lugar no era bien recibido por los mozos solteros de la localidad. Paquita estaba muy solicitada y no les hacía ninguna gracia que un mozo forastero fuera a visitar a una de las suyas. Milagro fue que alguna vez no fuera a parar al pilón del pueblo, pues ganas no les faltaban a los mozos casaderos que pretendían a la joven belleza.

Y a eso se exponía el joven, a ser manteado, molido a palos, o ser sumergido en las frías aguas del pilón del pueblo cuando se arriesgaba a visita a su novia Paquita.

Que salvó a Emiliano de ser tratado de esta manera?.

No nos sería difícil de imaginar si su supiéramos que la moza tenía un hermano Guardia de Asalto que velaba constantemente por ella y por la madre de ambos.
Sabiendo esto los muchachos del pueblo se cuidaban muy bien de agredir o gastar bromas pesadas al forastero que la visitaba con intenciones casaderas, pues con el hermano de ella pocas bromas.

El temor de todos los jóvenes de aquella época era siempre el mismo. Llegados a los veinte años les tocaba sortear, y en ese sorteo de los quintos se decidía el lugar de España donde les tocaría realizar su servicio militar obligatorio con la patria. 
El temor era África, las zonas de Marruecos y el desierto del Sahara que España poseía como colonias. Las escaramuzas en aquellas tierras costaban innumerables reclutas muertos que ya no regresarían jamás a sus lugares de origen. 
Y no había quien se librara si no era pagando grandes sumas de dinero al ministerio de la guerra, para que el servicio lo hiciera otro.



Había una gran mortandad entre los soldados destinados a la colonias Africanas, de forma que muchos jóvenes antes de ser destinados allí preferían ser prófugos de por vida y sigilosamente y sin contárselo a nadie que pudiera dar el soplo a la autoridad, marchaban hacia algún puerto del Cantábrico y emprendían la aventura de América sin esperanzas de poder retornar pues inmediatamente serian conducidos a prisión.

Padres que despedían a sus hijos, hijas, para siempre, sin ninguna esperanza de volver a verlos.

Así habían marchado algunos familiares de Emiliano y varias hermanas y un hermano de Paquita.
Paco se llamaba, prófugo e inmigrante por no ir destinado a la guerra en África, sin decir nada a nadie partió para la Argentina donde ya estaba establecida alguna de las hermanas mayores que podían recibirlo.


El joven estaba enamorado y no estaba en su voluntad la opción de abandonar su país para hacer las Americas.

Sorteo su destino como recluta y con una suerte inmensa le tocó hacer su servicio militar en Madrid.

En enero de 1935 y con casi 21 años partió de Burgos rumbo a la capital de España a cumplir su servicio de armas y sería destinado al Cuartel de la Montaña, famoso enclave que pasaría a la historia por la gran carnicería que se originó en su toma a comienzos de la Guerra Civil Española.


y seguimos.....

AÑOS HA




Hace muchos años en un lugar llamado España, vivian tres niños muy pequeños que eran hermanos. 
Dos nenas y un varon que era el niño de la mamá, y es que entonces se estimaba mucho el hecho de tener a un varón en las familias.
Aunque no había demasiados mimos, se pasaba francamente mal, hambre, privaciones, frio y falta de humor o paciencia ante tanta miseria, el pequeño era quien recibía más cariño o mímos, como decían sus hermanas mayores.

Esto tres niños no se enteraban de nada, vivian la vida que vien los pequeños siempre propicios a jugar y a hacer travesuras que sacaban de quicio a su madre quien estiraba el dinero para poder llegar a fin de mes y no solía estar de buen humor.

El padre de estos niños había nacido en 1914, primera guerra mundial, y su hijo pequeño tambien nació en 1943, plena segunda guerra mundial aunque en su entorno, España, la guerra mundial no se notaba demasiado. 

Se pasaba hambre de cualquier forma, con guerra y despues de ella, mucho peor despues ya que el país quedó aislado con un bloqueo internacional por haber apoyado tácitamente a los perdedores, las fuerzas alemanas y a su sangriento dictador que previamente había ayudado al dictador español a derrotar al gobierno libremente elegido de la segunda república.

España era un país pobre, hambriento, represivo, donde las libertades individuales o colectivas habian sido segadas o arracandas de cuajo tras una larga guerra civil que enfrentó hermanos contra hermanos, vecinos, familias, amigos y acabó con mas de un millón de muertos en batalla y fuera de ella, asesinados, masacrados, enterrados anónimamente por ambos bandos en liza.

Despues de esto hubo una gran represión por parte de los vencedores, la dictadura, que se cobro decenas de miles de vidas y ya nadie se atrevia a opinar, reunirse, o crear conflictos de ningun orden.
No existía el derecho de huelga, reunión, asociación, ni por supuesto los partidos políticos.
La polícia "secreta", la secreta como se decía entonces, pedía la documentación en cualquier lugar, más cuando se viajaba en tren o autobús pues el control era exaustivo y estricto.

La escasez era extrema, hata el punto que se emitieron cartillas de racionamiento para los productos básicos acordes con el número de miembros de una mísma familia.


Se iba a la tienda cuando llegaban noticias de que un producto básico había llegado, aceite, patatas, azucar, harina, sal, o cualquier otro suministro vital para subsistir. 
Tampoco había carbón o leña para encender la lumbre y poder cocinar. 
La carne era producto de lujo, escaso, y el pescado no entraba a ser considerado pues la flota pesquera había desaparecido.

Para estos crios la vida parecía grata, eran niños al fin y al cabo y no conocian otra cosa, en su casa no había casi de nada, no había teléfono, ni lavadora, tampoco nevera, ni ningún otro electrodoméstico que ayudara en las faenas domésticas.
Una radio de segunda mano, unos cuantos libros heredados de su abuelo y nada más. 

Pasaban mucho frio en invierno y se asfixiaban en verano, como todo el mundo entonces, y si querian refrescarse en verano dormian al aire libre, bebian de un botijo de barro y dormian la siesta a mediodia.
Con esto les bastaba, aunque no a sus padres que habían conocido etapas mejores.
 
Estos tres hermanos vivian a las afueras de Madrid, en el barrio de Tetuan de las Victorias, eran unos privilegiados, pues su padre trabajaba todo el día en dos empleos de oficina. 
No era trabajador manual, se levantaba a las seis y media de la mañana y volvia a las diez de la noche.
Cuando llegaba a casa sus hijos estaban ya acostados y el estaba demasiado cansado para intentar despertarlos.

La vida en los pueblos o pequeñas ciudades de entonces era muchísimo peor pues dificilmente había trabajo para los jornaleros cuando los campos habían sido arrasados y no había grano que segar ni tierra que sembrar.

El estraperlo y acaparamiento de alimentos era la tónica común en todos los lugares, de forma que la dictadura imperante establecíó unas aduanas o barreras en las afueras de las poblaciones que impedian el tráfico o libre circulación de cualquier alimento entre los distintos territorios.
A estos organismos se les llamaba "oficina de abastos" y se encargaban de controlar, inspeccionar, y denunciar abusos en la composición o distribución de los productos básicos.

Se aguaban la leche, el vino, se mezclaban los aceites, el azucar, no existia el café, se molía achicoria como sustituto del café y en las familias se acostumbraba a racionar el pan, el azucar, la margarina, la carne o cualquier alimento que remediera el hambre generalizada.

Para estos tres niños la vida parecia transcurrir llena de aventuras, no sabian de vida y las penalidades formaban parte de la rutína no ansiando un cambio de vida hacia mejor pues simplemente no sabían en que consistía eso.
Una vida mejor que la que llevaban?, que disparate, estaban casi todo el día jugando en la calle tras salir de la escuela, y se lo pasaban bien imaginando que eran heroes de los tebeos de entonces, "El Guerrero del Antifaz" o "Roberto Alcazar y Pedrín" entre muchos otros. 
De la infinidad de tebeos que se publicaban entoces los que mas les gustaban eran los de "Hazañas Bélicas" pero eran muy caros, solían mirarlos con envidia cuando los veían en cualquier kiosko del barrio en en manos de otros crios mas mayores que ellos.

Coleccionaban cromos de las películas que estrenaban entonces y para ellos todo era como de cine, al llegar a su casa era cuando volvian a la realidad de la escasez y los malos humos.

El cine de barrio era su refugio y procuraban ir al menos un día a la semana a las sesiones de infantil, donde los crios atestaban el recinto de pie, sin asiento, y que les importaba eso a ellos con tal de ver una del oeste o quedar con la boca abierta viendo las casas de los americanos en una comedia de las de entonces.

 En una diminuta calle del barrio de Tetuan de las Victorias, tres pequeños hermanos se enfrentan a la trascendental decisión de
comer una onza de chocolate con su trozo de pan, duro, o gastar los centimos en un tebeo. 
Para comprar el tebeo nuevo necesitan setenta y cinco centimos y no estan conformes con comprar uno solo y repartirse la posesión del mísmo. 
No, esa no es una opción, cada uno de ellos debe sopesar la alternativa de quedarse sin desayuno, barrita de pan y onza de chocolate por una peseta, o invertir el dinero que les ha dado su madre para el desayuno en un maravilloso tebeo del "Guerrero del Antifaz", la historieta dura para siempre cavilan, y la barrita de pan con chocolate la comemos en un instante.
Al final compran dos, y se reparten la barrita de pan y dos onzas de chocolate entre los tres.
Todo en secreto claro está, su madre no puede enterarse de que no desayunan y van al colegio felices con sus tebeos y la barriga casi vacia.

La vida de estos crios en una España de miseria se alimenta de sueños, heroes,  y cines de barrio. 
La sesión infantil en un cine "pipero" costaba una peseta con cincuenta centimos y era una aspiración constante para ellos que su madre les pagara semanalmente una entrada. 

Soñando y viviendo las aventuras de sus personajes gráficos la vida transcurria sin demasiados sobresaltos en un entorno de felicidad aparente, irreal, que para ellos era el mejor de los mundos.

Espadas de madera, piedras, limas para jugar al "robaterrenos" en el húmedo suelo, al truque las chicas, y a la "comba" chicos y chicas mezclados.

A su alrededor la pobreza era manifiesta, pequeñas casas como cuchitriles, sin luz o ventilación donde vivian familias enteras a veces sin agua corriente o compartiendo un retrete entre vecinos.
Estos crios se preguntaban el por que su madre y muchos de sus vecinos parecian con frecuencia enfadados. Propicios a dar una bofetada, o varias, a sus niños cuando se ponían a tiro.
A la mas mínima, zas, bofeton y a callar. 

Al siguiente segundo olvidada la bofetada volvian a su mundo de ilusión, fantasia y juegos releyendo docenas de veces las mismas historietas, intercambiando sus ídolos con los amiguetes, o procurando pillar una "perra gorda" (diez centimos de peseta) para poder cambiar el tebeo menos apreciado en el kiosko de la esquina.

Algunas veces en lugar de cambiar su preciado tesoro por otro diferente los crios del barrio podían alquilar otro milagro gráfico a otro colega mayor que poseyera una surtida colección codiciada por todos.

La exibian desplegada sobre el suelo de tierra cuando estaba seco, desplegados y sujetos con pequeños gijarros para que a todos los chavales se les hiciera la boca agua viendo las soñadas historias de sus heroes al alcance de sus ojos.

No se soñaba en pasteles o pollos, solo "Carpanta" imaginaba en sus historias pollos asados inalcanzables para el y para todos los chicos de todos los barrios.
Y pasteles?, a que sabían los pasteles?


Ni idea, las tartas, caramelos o pasteles eran objetos no identificados en una España hambrienta y cutre donde conseguir unas barras de pan era ya casi misión imposible por precio y escasez.

Acabada la segunda guerra mundial la situación de escasez se hizo realmente insoportable, España estaba aislada, bloqueada como castigo por su apoyo a los nazis perdedores. No había institución internacional en la que fuera admitida, y el Plan Marshall de 1947 no llegó a las tierras Españolas como consecuencia de su apoyo al Regimen perdedor.

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 El Plan Marshall (denominado oficialmente European Recovery Program o ERP) fue el plan más importante de Estados Unidos para la reconstrucción de los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial, que a la vez estaba destinado a contener un posible avance del comunismo

Tras seis años de guerra, buena parte de Europa estaba devastada y millones de personas habían muerto o habían quedado lisiadas. Los combates se habían producido prácticamente por todas partes, abarcando un área mucho más grande que la que había sido afectada durante la Primera Guerra Mundial. A causa de los bombardeos aéreos, la mayor parte de las ciudades estaban muy dañadas, y en especial las áreas industriales que habían sido los objetivos principales de dichos bombardeos. Berlín y Varsovia eran montañas de escombros, y Londres y Rotterdam habían quedado muy perjudicadas. La estructura económica del continente se había quedado en nada y millones de personas se encontraban en la indigencia. Aún cuando el episodio de hambre holandesa de 1944 se pudo resolver, la devastación general de la agricultura provocó una oleada de hambre en toda Europa, agravada por el duro invierno de 1946-1947 en el noreste de Europa. También estaban destruidas las infraestructuras como, por ejemplo, las vías férreas, los puentes y las carreteras, que habían sido objetivo principal de los bombardeos aéreos, y muchos barcos de carga habían sido hundidos. Los municipios más pequeños no habían sufrido tanto los destrozos de la guerra, pero la carencia de redes de transporte los había dejado prácticamente aislados tanto física como económicamente.


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A la devastación de la postguerra civil en España se sumó la hambruna Europea que castigó las exportaciones en los años de guerra en Europa.
Una vez acabada la Segunda Guerra esas pequeñas exportaciones llegaron a su fín, carente de recursos propios el hambre, la soledad, el aislamiento internacional ante un Regimen Dictatorial Fascista en España fue absoluto y total. 
Nadie comerciaba ni deseaba hacerlo con un pais apestado que había apoyado el Regimen de la Alemania Nazi, y los pobres españoles supervivientes de una Guerra Civil propia, trataban de superar la situación de las formas mas inimaginables.




Se aprovechaba todo, no se tiraba nada, los cubos de la basura tardaban en llenarse días, y cuando el "carro  de la basura" tirado por una mula pasaba por las destartaladas calles sin pavimento alguno los chicos o las mujeres acudian prestas a la calle con el cubo en la mano para que fuera vaciado dentro del carro. 

La peste en verano era soportable porque pocos productos tenian alguna opción de pudrirse. Cualquier alimento orgánico suceptible de ser comido había desaparecido en los estomagos familiares y en realidad había muy pocas cosas susceptibles de ser arrojadas a la basura.  
Un pequeño carretón arrastrado por una o dos mulas era suficiente para cubrir las necesidades residuales de innumerables calles del barrio.
Los carros eran proporcionados por los llamados "traperos" que se encargaban de recorrer los barrios, con permiso de la autoridad, y amontonar los residuos en los llamados  "basureros" que proliferaban por  docenas en las afueras de los barrios capitalinos.

Para los chicos y chicas del barrio no había nada mas divertido que bajar la calle Amalia y meterse en el "basurero" de la pequeña zona. Allí se horganizaban fogatas y se orinaba en ellas, se rebuscaba en la basura y siempre aparecía algun objeto curioso e inservible, pues previamente los traperos ya había hecho acopio de los trapos, papel, o chatarra que le pudiera reportar algunas pesetas.


Hay una pequeña escuela frente a la casa donde viven estos tres hermanos, es similar a la de un pueblo pues solo tiene  un aula llena de pequeños bancos, una pizarra y un único water que alquien se encarga de limpiar de vez en cuando.

Hay un maestro joven que es el encargado de controlar una caterva de cuarenta o cincuenta chicos que están entre los cuatro o cinco hasta los ocho o nueve años. Todos juntos y sin niñas, no hay orden ni concierto pues algunos no saben leer y otros ya conocen las cuatro reglas aritméticas. 
Dificil misión la de D. Jose Luis enseñar algo a estos crios que solo piensan en jugar y gritar cuanto mas mejor.


El recreo consiste en salir todos a la calle vigilados por el profesor y bajar hasta un descampado donde pueden correr y jugar al fooball con una pelota de trapo la mayoria de las veces.

Han decidio en la casa, que el pequeño de los tres hermanos acuda a la escuela a pesar de ser muy chico, tiene cuatro años, solo hay que cruzar una estrecha calle de tierra, sin coches que circulen por ella, y así la madre tendrá algún momento de paz teniendo los crios ya en el colegio.

Sus hermanas han empezado a acudir a un colegio de monjas, solo para niñas, y así la madre de estos tres pequeños diablos se siente mas relajada para hacer sus cotidianas faenas estirando lo mas posible el dinero y poder llegar a fin de mes con lo suficiente al menos para comer.

El crio solo tiene cuatro años y desde el primer día se ha pegado al maestro como una lapa, está asustado entre chicos que le doblan la edad, brutos que se pelean y pegan patadas a una especie de balón formado por trapos bien apretados. Cuando salen al recreo en la calle se agarra a la mano de Don Jose Luis y no se suelta en todo momento. 
Es un crio tranquilo, sufrido, y callado que enseguida se da a querer por el profesor. Aprende muy deprisa y con menos de cinco años comienza a leer y a escribir.

  A su alrededor hay otros niños que van mas avanzados, tienen un libro enciclopedia en el que aprenden un poco de todo, geografia, historia, religión, aritmetica y poco más. Demasiado trabajo para un solo profesor que atiende a decenas de chicos en distintas fases de aprendizaje.
Cuando está cansado el profesor simplemente copia unas sumas unas restas y alguna multiplicación en la pizarra, unas frases, y les dice que resuelvan las distintas cuentas y llenen una hoja de cuaderno repitiendo las frases de la pizarra con buena letra.

Las mañanas pasan sin sentir arreando algún palmetazo con la regla a los mas revoltosos.  
Es un buen maestro, comprensivo y paciente con los chicos a pesar de que algunos son brutos y reaccios a solucionar los trabajos que les pone. No aprenderán nunca lo suficiente y con muy pocos años cuando salgan de la escuela iran de pinches, aprendices o peones a alguna obra o taller de los alrededores. 

La economia de sus padres no da para más, y les necesitan para que aporten algún dinero lo antes posible, no hay leyes que regulen el trabajo de los muchachos y a veces por poco mas que el sustento los chicos trabajan en las ciudades de la España de postguerra con poco más de once o doce años. 

En los pueblos los chico y chicas empiezan a trabajar en el campo antes de los nueve o diez años. Demasiadas bocas para alimentar necesitan de muchos brazos para ganar un jornal de miseria. 




Mejor eso que nada, no hay opciones, estudian los ricos o los privilegiados que tienen padres que trabajan de sol a sol e incluso por la noche con tal de llevar el sustento y procurle estudios a su prole.

Emiliano, el padre de este crio, tambien Emiliano,  y de sus dos hemanas mayores que el, Paquita y Esther, ha nacido en una pequeña aldea de Burgos. 
Solo estudió unos pocos años en la escuela del pueblo aunque fue lo suficiente para saber lo fundamental que es tener conocimientos o estudiar cuanto mas mejor para desarrollar una profesión bien remunerada. 
Por que solo van a estudiar los ricos? se pregunta, mis hijos tambien van a tener ocasión de estudiar y formarse para obtener un buen trabajo en el que ganen lo suficiente. 
Todo su afan en trabajar tantas horas es dar lo mejor a su familia y sobre todo proporcionar a sus hijos la ocasión de estudiar, cuanto más mejor, por ello tiene unos libros en casa heredados de su tio abuelo sacerdote. 

Los crios devorarán esos libros una y otra vez en cuanto puedan leerlos y será mas pronto que tarde. Hay unos cuarenta libros en total de diferentes temas. Alguna novela "Los Ultimos dias de Pompeya", "Oliver Twist" "Los Dos Huerfanitos " y alguna de Julio Verne. Tambien un "Año Cristiano" forrado en piel repujada que es la joya de la colección. Son doce libros, uno por cada mes, y vienen la vida de todos los santos que la Iglesia Católica celebra día tras día.
Tambien una pequeña enciclopedia-diccionario en tres tomos, donde los crios se afanan en consultar todas las palabras "prohibidas" que se les ocurren, y claro está sus definiciones. 
Aprenden lo que es "ayuntamiento carnal"  "cohabitar"  "meretriz" y todas las palabras o definiciones relacionadas con lo que no se habla ni se menciona.


El tema sexual es tabu en la España de los cuarenta y nadie habla de ello, solo los muchachos próximos a la pubertad o las crias hablan en secreto de estos asuntos. 
Cuando descubren una nueva palabra o definición se la transmiten de unos a otros causando las risas solapadas y disimulando si algún mayor se interesa en sus conversaciones.

 Nada mejor para jugar los crios del barrio de Tetuan que la calle en los años cuarenta, cada una tenía su panda y por supuesto los chicos de una calle no jugaban ni formaban alianzas con los de otra diferente.
Las peleas eran infrecuentes, mucha tutela y vigilancia por parte de las autoridades del Regimen Franquista para que ni tan siquiera los chicos se pelearan entre ellos, lo más una "drea" con pequeños guijarros que podía escalbrarte si te pegaban de lleno, nunca era una herida seria, una pequeña brecha, un poco de sangre y a esperar que se curara.

Se hacía acopio de pequeñas piedras que estaban previamente acordadas, se metían en los bolsillos y con cañas flexibles se lanzaban como si fueran catapultas a los chicos y chicas del bando opuesto. 
Se fijaba un tiempo de juego y a no ser que algun rival se rindiera no había vencedores o vencidos.

La "drea", o tirachinas,  siempre se jugaba en los descampados que tuvieran arboles o bloques de piedra donde esconderse, y era frecuente encontrarlos pues cerca de la zona había un sitio donde pulían los bloques para ornamento de casas o sepulturas.
El invierno o el otoño aprovechando el frio y la ausencia de gente por los descampados era una buena época para echar unas "dreas! o unas "pedreas", aunque estas últimas solían ser mas peligrosas pues los guijarros eran mayores. 
No todos los chicos o chicas participaban en ellas pues alguno tenían auténtico miedo de resultar escalabrados y que luego en sus casas recibieran una buena tunda de su madre.

De los tres hemanos, la mediana y el pequeño eran los que participaban en las "dreas" que no en las "pedreas" pues tenían cierto temor a las consecuencias si resultaban descalabrados. 

"Alza la Maya" era otro de los juegos muy propicios para el invierno en las tardes de frio, igual que "El Rescate"  el "Escondite" o "Policias y Ladrones". En cada lugar de España se les llamaba de forma diferente pero en esencia eran muy similares.

Las reglas del "Rescate" o el "Escondite" eran:



El Rescate
El que la ligaba se echaba a suertes y tenía que contar hasta cien para que así a los demás les diera tiempo a esconderse. Según iba encontrando a sus compañeros escondidos tenía que decir cogido/a y llevarlos a un lugar. El que la ligaba, según iba buscando a los demás escondidos lo tendría que hacer con cuidado, ya que alguien podría salir de su escondite y correr al lugar donde estaban sus compañeros y gritar: ¡salvado! De esta manera, salvaba a sus compañeros que tendrían que volver a esconderse.


Y para "Alza la Maya"

 
un juego de muchachos en la provincia de Álava: consiste en esconderse todos, menos uno que queda al cuidado de un objeto, generalmente una piedra, al cual se da el nombre de maya. El lance está en llegar a la maya antes que el encargado de cuidarla, cuando éste se separa de ella para descubrir a los escondidos”.

Cuando la maya o el objeto se tocaba sin ser visto y nombrado por el que buscaba a los escondidos el chico o la chica estaban salvados y entre los que restaban si uno era descubierto le tocaria custodiar la maya.
Cuando se divisaba a un escondido eñ vigilante buscador tenía que llegar a la piedra u objeto antes que el descibierto, tocar la maya u objeto y gritar:  Alza la Maya por Pepe, o Carmen, y ese sería el que cuidaria la maya y buscaría a los escondidos en el siguiente turno.


Nada mejor ni mas divertido para estos crios que tener una pandilla en la mísma calle y salir a jugar todos mezclados, chicos y chicas, a los muy diferentes juegos que a falta de otros entretenimientos se practicaban en plena calle.
 A estos tres crios que vivian en Madrid, barrio de Tetuan de las Victorias, se les ocurrio nacer cuando el mundo estaba en guerra.

Millones de almas perdian sus vidas en los campos de batalla, en los bombardeos de  ciudades, en las aldeas, en los campos de exterminio, mientras que nuevos seres nacian y ocupaban las vacantes dejadas por millones de muertos.

Ironica o macabra ley de vida y de muerte, unos se van y otros ocupan los sitios que han ido dejando los desaparecidos.
El ser humano destruye y procrea simultaneamente, es lo que le preserva de la extinción segura en tiempos de tribulación, guerra y exterminio.

Decenas de millones de muertos dejarían grandes huecos en las ciudades y campos de una Europa destruida sistematicamente por una hecatombe mayor incluso que la anterior ocurrida unos pocos años antes.





Un mundo convulso y apocaliptico sumido en la segunda guerra mundial, fué el que les vino a recibir sin que ellos fueran conscientes de lo que se les venía encima.

La mayor, Paquita, nació en 1940 cuando el ejercito aleman invadía naciones y ciudades en una operación relampago que pareciera cambiaria las fronteras y el destino de naciones enteras en la Europa de esos años.

La niña vino al mundo recien comenzado un crudo invierno que diezmaba cuerpos famelicos de millones de españoles hambrientos y ateridos de frio, año y medio despues de acabada la guerra civil en España. 

Burgos fué y es una tierra gloriosa y austera, forjadora de Castilla, cuna del Cid Campeador y otros heroes a lo largo de su historia.
Tambien es una tierra fria donde las haya, con inviernos que pueden helarte la sangre, y este de 1940 en el que nació la pequeña fué particularmente frio con grandes y abundantes nevadas.

Salas de los Infantes donde nació la pequeña era la ciudad donde sus padres habían establecido su casa que hacia las veces de casino, salón de baile y cafeteria. 
Los padres contrajeron matrimonio una vez acabada la contienda civil el 12 de Octubre de 1939.

Superviviente de la guerra y tras años de estar en el frente luchando, Emiliano, decidió que era llegada la ocasión de desposar a su novia de años.

Podía haber perdido su vida en primera linea innumerables veces, no fué así y tras cinco años o mas de relación a distancia decidió que ya era hora de formar una familia y concretar su relacion en una boda que se celebró en la mencionada ciudad, donde nacería la primera de sus hijas.

Estaban locos o que? 
Traer al mundo una criatura en circunstancias tan adversas?
Sin presente, con un futuro incierto, una guerra que asolaba Europa y una España desangrada y miserable donde la gente huía de las grandes ciudades escapando del hambre.





Conscientes o no de su responsabilidad, esta pareja establecida en Salas sintió lo que todos los padres primerizos experimentan, alegría, cariño y gozo contenido al ver una criatura godita y preciosa que habia costado a su madre grandes esfuerzos para poder parirla.

El doctor tuvo que llegar montando una mula y atravesando campos con mas de medio metro de nieve. Costó pero nació, y berreaba como una loca dejando a todos sin dormir en la gran casa que llamaban "El Casino".

Nadie elige el momento de nacer y esta criatura desde luego no eligio el suyo. 

Le esperaban tiempo dificiles, hambre y necesidades extremas en una España de postguerra, cercada por los combatientes en Europa, y con grandes purgas efectuadas por el Regimen de los vencedores en la pasada contienda Civil.
El primerizo padre, abrumado por las circunstacians y con su mujer debilitada por un parto dificil, tuvo la feliz idea de llamar a su familia, madre, padre y hermanas, que vivian en un pueblo cercano.
Pensó, iluso, que su madre y hermanas podrían ayudar a la parturienta cosa que muy pronto vió había sido una muy desgraciada idea.

Tras unos meses de convivencia en la gran casa, al final tuve que pedirles se fueran por donde habían venido pues ya no eran necesarias y las tensiones de su reciente esposa con su familia,  eran sonadas y cotidianas.

Aquí dejamos a esta pareja de 26 años cumplidos, una pequeña, dos gatos, una criada traida de otro pueblo burgalés, un Casino que regentar y toda una vida por delante para traer mas hijos al mundo y vivir años despues en Madrid, la gran ciudad capital de una España a la que restaban decenas de años de penalidades y penurias que durarian hasta finales  de los cincuenta.
El presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower visitó España en diciciembre 1959 buscando alianzas y situar sus bases de armamento, aviones y misiles, en mitad de la "Guerra Fria" contra la Unión Sovietica.

Franco, deseoso de ser admitido en los foros internacionales, abrió de par en par las puertas de la nación a los nuevos salvadores de Europa, los norteamericanos que deseaban establecer sus bases de combate en diferentes puntos del viejo continente y en particular cerca de diversas ciudades españolas consideradas estratégicas para sus fines.

Contener el comunismo imperante en las naciones del Este sometidas a la tutela de la Rusia Sovietica era una prioridad, y a España se le abrieron nuevamente algunos foros internacionales vedados para su Regimen dictatorial y represivo vencedor de la contienda civil.
Pan, leche en polvo, queso americano y COCA COLA a cambio de bases militares en Torrejon (Madrid), Zaragoza, Rota y algunos puntos estrategicos mas.

"Bienvenido Mr. Marshall", fué la tónica a finales  de los cincuenta principios de los sesenta, llegan los americanos con las manos llenas de regalos, chocolatinas, margarina y sobre todo COCA COLA Y PEPSI COLA,  abramos nuestras puertas a la nueva civilización allende los mares.
 En diciembre de 1941 el ataque japones a Pearl Harbor, por sorpresa, hace que los Estados Unidos participen en la confrontación y la II Guerra Europea se hace mundial.
Salvo en America se combate en todos los continentes del mundo para el año 1942.

La segunda hija de Emiliano y Paquita, Esther, nace en abril de ese mísmo año. España goza de una aparente calma chicha, cuando por el contrario cualquier ciudad Peninsular puede y es un nido de espias.

Los partisanos que resisten en las sierras y pueblos de la geografia Española confian en que los aliados invadan el territorio Nacional y derroquen la Dictadura Franquista. 
La caza del hombre está desatada, los juicios son sumarísimos y las carceles están llenas ante el temor de que la guerra pueda extenderse por las tierras y pueblos de España.

No es así afortunadamente, apesar de que Hitler y Musolini se han entrevistado con el Dictador y han solicitado la entrada de España en la guerra, 23 octubre 1940 en Hendaya Franco y Hitler, y el 12 de febrero de 1941 Franco con Mussolini en Bordighera, Italia, sin resultado, pues el Dictador se niega a participar alegando la incapacidad logística y economica de una España depauperada por su anterior contienda.

El pais estuvo en un tris de ser invadido por los las tropas del III Reich que deseaban atacar Gibraltar desde dentro de la propia Península y controlar por tanto el Estrecho de Gibraltar.

Transcurre el año 1942 y el matrimonio de Emiliano y Paquita junto a sus dos pequeñas, se traslada a Madrid para empezar una nueva etapa en su vida.

Es dificil imaginar la vida de esta pareja en la capital, recien llegados de un pueblo, sin conocer las calle ni la vida en esta ciudad semidestruida por la Guerra Civial, donde escasea todo, no hay carbón, ni leña o astillas para prender las cocinas, no hay carne, ni azucar, ni leche, escasea hasta el pan, se forman largas colas de mujeres en cuanto hay noticias de que en tal o cual establecimiento están vendiendo judias, lentejas, jabon o cualquier otro producto necesario para subsistir.

No entra absolutamente nada por las fronteras, el comercio es inexistente y la economia es de guerra, no obstante la vida sigue y la gente no presta demasiado atención a lo que ocurre mas alla de los Pirineos, su preocupación constante es comer y vivir un día más.

En el Rastro Madrileño la actividad es incesante, se compra y vende de todo lo usado que imaginarse pueda, con tal de comer la gente vende lo que de valor haya en las casas y siempre hay alguien que tiene lo suficiente para comprarlo.
La acumulación de alimentos y el estraperlo está a la orden del día, se hacen grandes fortunas comerciando y especulando con lo más necesario. Pequeñas protestas por la escasez de pan o el precio desmesurado del mísmo son reprimidas con extrema dureza por el Regimen.

No hay trigo y el pan se fabrica nadie sabe con que. Se usa la harina de almorta con unas consecuencias que están y estaban perfectamente documentadas:


La harina de almorta ha combatido el hambre en las guerras pero también ha provocado innumerables casos de parálisis. La almorta, legumbre que proporciona una harina con la que se elaboran las gachas manchegas y otros platos camperos en regiones como Andalucía o Castilla y León, dejará de estar prohibida en los próximos meses. 

Francisco de Goya dedicó a la almorta uno de los grabados de sus 'Desastres de la Guerra', porque esta legumbre libró del hambre a muchos madrileños en 1811. 
Un siglo más tarde, la almorta volvió a ser la salvación durante la Guerra Civil y la posguerra por ser el único alimento que miles de personas se echaron a la boca día tras día.

Lo que todos desconocían es que la harina de almorta consumida de forma permanente acaba provocando 'latirismo', una enfermedad que se manifiesta en inmovilidad de las articulaciones, deformaciones de la columna vertebral y parálisis. De hecho, la denominación de esta dolencia procede del nombre científico de esta planta -lathyrus sativus- que contiene sustancias neurotóxicas, -sobre todo alcaloides- que dañan el sistema nervioso.

Las autoridades españolas lo descubrieron en 1941 y decidieron prohibir su comercialización para consumo humano en 1944.
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Las "gachas" es el alimento que combate el hambre de postguerra aún sabiendo que el consumo continuado produce parálisis y latirismo, pero mejor morir a largo plazo que de hambre cotidiana.

Gachas con harina de almortas, boniatos y castañas, fueron alimentos cotidianos de los españoles a principios de los cuarenta.


continuará