ENCUENTROS EN MADRID

Otoño en Paseo de las Acacias, Madrid, Spain

"Vivir hasta el final" me dice alguien que hoy encontré caminando a lo largo de la calle Toledo de Madrid, añadiendo además otra frase que me
dejo admirado por su sabiduria, "sigo siendo loco para preservar mi cordura" lo cual puedo aplicarlo a mi de continuo pues es indudable que loco lo he sido siempre, ¿cuerdo? puede, que también no obstante me da que pensar ¿lo soy o simplemente disimulo mi locura?.

¿Para que seguir vivo todos los días hasta el final?.
Esa era la primera frase que escuché de labios del amigo desconocido que ayer encontré por la calle.

Da que pensar su frase pues he conocido personas que se creen vivos y de hecho están muertos.

No físicamente pues caminan, hablan, acuden a trabajar o no? depende de su edad o si tienen algún sitio donde matar el tiempo laborando, pero por supuesto se quejan de continuo, todo lo que llaman vida.
No son conscientes de que casi se asemejan a robots, van y vienen siempre por un camino trillado, conocido, sin variar para nada y lo tienen todo previsto o al menos eso pretenden consiguiéndolo durante años.

¿Están vivos o muertos en vida?.

No hay aventura en su vivir, no hay sorpresas, no hay imprevistos, por no haber ni tan siquiera alegria ante un nuevo día que amanece y podría venir cargado de sorpresas, felicidad, gozo o sufrimiento, vivir en suma hasta el final mientras seamos locos para conservar nuestra cordura.

Encontré hoy una persona que antes no conocía y charlamos casi una hora parados en mitad de la acera, caramba había comprension, similitud en nuestra forma de entender nuestras vidas y el me aportó estas frases que bien no recuerdo con fidelidad pero son similares a las escritas.
Lógico le pedí permiso para escribirlas y amablemente me dijo que si, que las utilizara en este blog.

Gracias Manu, desconocido hasta hoy pero de seguir viéndonos "presiento que hubiera sido el comienzo de una buena amistad" siendo lástima si no lo hacemos pues nos caimos muy bien.

¿Os suena la frase?.

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Paseando sin rumbo, sin preveer nada, ocurre que puedes hablar con quien se preste y objetivamente nos parezca cordial e interesante.
O bien podemos estar callados atentos, observando, siendo conscientes del paso del tiempo y de que si, estamos vivos.

Hoy previamente charlé con un australiano a quien ofrecí gambas rebozadas y boquerones que tranquilamente sentado en la piedra y al sol constituian mi comida del mediodía.
Los probó, le gustaron y comenzamos a charlar. 
Me comentó que era de Melbourne y que estaba en Madrid porque su pareja era madrileña y a el le encantaba la ciudad donde ella deseaba estar. 

Diez horas de pasear sin rumbo que dan para mucho si vives cada momento con interes y deseas ante todo ser consciente de ello, de que vives, de que andas, de que un domingo puedes hacer lo que se te vaya ocurriendo dejando que el día sea un cúmulo de sorpresas.

Agradezco un día como hoy y mañana es seguro que será un día maravilloso pues veré a mi esposa a quien amo mas que a nada en este mundo.

Si amanece será otro día para agradecer el hecho de seguir vivo con todo un día por delante para ser conscientes del privilegio que supone seguir aquí, ver el cielo, el sol, sentir la lluvia, el frio o el calor, y ante todo si podemos caminar demos gracias a quien corresponda por poder hacerlo y dirigir nuestros pasos hacia donde deseemos hacerlo, rápidos o lentos a nuestro capricho o posibilidades.

el gatufo