Datos personales

Mi foto
Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

domingo, 26 de marzo de 2017

EL FINAL CONTINUA 2ª





Mi absoluta consideración y  pesame para compañeros y familia del guardia
 desarmado vilmente asesinado justo aqui donde yo estoy.
.



Capitulo 3


Estoy en la calle, fuera del supermercado, mi cabeza bulle de proyectos a realizar una vez que he salido de casa.
Dudo de ir a guardar las provisiones y volver a salir, opto por esta opción como la mas segura y casi corriendo llego hasta mi calle.
Subo, abro la puerta y escucho la voz de mi esposa que me saluda con alegría, siempre lo hace, voy a verla y está bien, me confirma. Le explico que debo volver a salir y tratar de encontrar a un amigo que me puede prestar un aparato de onda corta. 
El los ha coleccionado y es seguro que alguno me dejará.



Internet está muerto, no hay linea y solo se reactiva a momentos sin que sea posible usar el navegador de forma estable.
Lo mismo ha sucedido con las llamadas "redes sociales" o comunicaciones internacionales.
No funcionan, Facebook or Twiter, han desaparecido y así ninguna de las antiguas redes mas modestas. Tampoco funciona el mail, ni google, todo ha pasado a la historia.
La cobertura del móvil va y viene y solo permite llamadas locales o nacionales. 
Difícilmente puedes hablar mas de dos minutos pues se corta y te deja a medias.
El gobierno administra las lineas telefónicas igual que hacen con las provisiones.
Necesito una radio de onda corta para estar informado de lo que ocurre ahí fuera.
Beso a mi esposa y vuelvo a salir a la calle. 
He llamado a mi amigo y me espera en su casa, así que me dirijo rápidamente hacia la zona del centro, Atocha, que es donde el vive.
Tendré oportunidad de observar que ocurre en otras barrios de Madrid.
Imposible pillar un taxi pues casi no circulan, y los pocos que hay están muy solicitados.
Tienen que dar rodeos constantemente para evitar los árboles caídos y la circulación se hace casi imposible, además la gente prefiere guardar el combustible por si se acaba o lo racionan más todavía.

Han retomado la bicicleta como un preciado bien para desplazarse por la ciudad evitando obstáculos y buscando vías alternativas que nunca tuvieran árboles o grandes matorrales.
Camino deprisa, me voy fijando en todo lo que me rodea y procuro no deprimirme ante la vista de las pobres gentes que deambulan sin sentido.
Lo peor son los ancianos que parecen absolutamente desconcertados y perdidos.



Los grupos son disueltos de inmediato por la policía o el ejercito, no más de cuatro, "circulen por favor", es la frase que se repite una y otra vez.
En silencio, desganados, se disuelven los grupos y nadie sabe hacia donde se dirigen, van sorteando árboles caídos, coches aplastados, y montones enormes de basura que a duras penas se recoge.
Mi amigo me ha comentado que tiene mucho que contarme, pero no por teléfono pues es seguro que están intervenidos, además se corta de inmediato la comunicación transcurridos dos o tres minutos.
Estoy deseando llegar y escuchar lo que tenga que decirme. 
El ha preparado un buen aparato para mi y me asegura que podré escuchar emisoras del extranjero con noticias de lo que está sucediendo en otros países fuera de Europa.
La impaciencia me consume, difícil estar sin Internet, he vivido conectado los últimos diez años y ahora tendré que acostumbrarme al aislamiento total si todo esto continua.

Como habrán cortado la web y por que?, me pregunto constantemente. 
Desean suprimir los comunicados entre personas evitando asambleas, noticias, conflictos según ellos y las restricciones propias de un estado policial vuelven a estar en auge?.
Todo el panorama es muy desalentador y me demuestra que a la más mínima amenaza lo peor de esta sociedad tecnológica sale a relucir.

Una mujer joven con un pequeño de la mano se acerca a mi, viene desencajada con el terror reflejado en su cara, señor me dice, ¿sabe Vd. lo que está pasando?, más o menos señora, le digo.
¿Y que es?.

Ojala lo supiera señora, pero lo único que es evidente es que los árboles y matorrales se están derrumbando por todos los sitios, han bloqueado las comunicaciones en toda Europa, no circulan trenes, ni camiones, solo por el aire es posible el transporte, y lo peor es que se está acabando el combustible.
A grandes rasgos es lo que está sucediendo, creo, pero conviene no alarmarse pues parece que los gobiernos Europeos han tomado el control y como verá los soldados, la guardia civil y la policía, están en las calles.

¿Y que voy a hacer yo?, se lamenta ella, no tengo a donde ir.
¿Como es que no tienes a donde ir?, acaso vivías en la calle con tu pequeño?.
No señor, tenía una casa chalet que me dejaron mis padres, trabajo dentro de la casa pues era modista-diseñadora, pero todo ha quedado destruido cuando dos grandes arboles que había en el pequeño jardín se han venido abajo.
Comenzó un incendio en mi casa y tuvimos que salir mi hijo y yo con lo puesto, sin nada, llevamos casi una semana en la calle comiendo de las basuras y nadie se hace responsable de nada.

El aspecto que tiene la muchacha y su hijo es lamentable, sucios, hambrientos, aterrorizados y muertos de frió.
Por las noches ya refresca y si han dormido a la intemperie será milagro que no hayan cogido una pulmonía.
Venid conmigo les digo sin pensar, voy aquí cerca a casa de un amigo a recoger una cosa y luego voy hacia mi casa. De momento hasta que las cosas se soluciones podréis estar con nosotros, mi esposa, Gagufo y yo.
Pero señor, no se que decir, será mucha molestía para ustedes.

No me llames de usted, por favor, llámame Emiliano que es mi nombre.

Y el tuyo y el del pequeño cuales son?
Yo soy Glória, y mi hijo es Pedrito.
Encantado Gloria, es un placer conocerte Pedro, cuantos años tiene?
Ha cumplido cuatro, pero desde que se quemó la casa no habla. No dice nada, solo se agarra fuertemente a mí y solloza.

Mi amigo  está esperando fuera, pegado a su portal, se adelanta en cuanto me ve poniendo una cara de suma extrañeza.
No se atreve a preguntar nada, aunque enseguida le presento a Gloria y al pequeño, le explico en pocas palabras lo que les ha sucedido.

Enseguida nos dice que entremos y abre camino hasta su casa, entramos, Gloria y el niño se les ve ostensiblemente cansados.


Dentro de su casa hace sentar a Gloria y al pequeño, les saca unos refrescos y algo para picar. Mejor si tienes un par de bocadillos, le comento, están hambrientos.

Cuando están servidos, Juan pone una música suave y me lleva a su dormitorio.
Sigilosamente me comenta lo que el sabe escuchando la radio por onda corta. 
Habla Ingles y Francés con soltura y entiende lo que se habla fuera del continente en emisoras de medio mundo.

La situación es muy mala en todos los lugares a los que he podido acceder por la radio. 

El desastre es general, y en los países del norte donde los bosques eran la tónica del paisaje no queda casi ninguno en pié.
Es tal el caos, sigue,  que por carretera o ferrocarril no se llega a ningún sitio. Se comunican por aire o por barco, pero se les acaba el combustible y no saben que hacer.

Si quieren despejar carreteras acaban con las reservas y nadie garantiza que puedan restablecer las vías vitales para suministrar el combustible desde las refinerías. Tampoco que se puedan traer los alimentos desde los almacenes, las cosechadoras no pueden recoger nada ni sembrar, todo está impracticable.


El continua contándome lo que ha escuchado, y sigue, se van a reunir los expertos a nivel mundial en lugar no revelado, su mayor temor es que la atmósfera se vaya deteriorando y llegue un momento en que no se pueda respirar.

Hablan de sacrificar casi todo el ganado vivo pues consume demasiado oxigeno, necesario para los seres humanos, y entonces nos quedaremos sin carne, lo que tampoco es una solución viable.
¿Que hacer entonces, esperar? y que al final se acabe todo?. No parece tampoco acertado, pero quien decide lo que es viable o no, sin saber si lo que ocurre y cual es el motivo.

Lo escucharás por ti mismo, me dice, en el aparato de onda corta que te he preparado.


¿Y con esos dos pobres que has traído, que vas a hacer?.

Me los llevo a casa, no puedo dejarles otra vez en la calle, es superior a mi conciencia hacer semejante cosa.
Ya lo he decidido.

Vale tío, lo que tu digas, pero te metes en un gran conflicto. Ya sabrás que racionan la comida, y dentro de poco racionaran otras muchas cosas de las que no tenemos idea.
Vale, Juan, dentro de poco ya veré lo que hago, ahora se vienen conmigo a casa.
Toma, el aparato de onda corta, cuídalo y que tengas mucha suerte.

Gracias Juan, eres un amigo, lo cuidaré y ya me voy. 
No deseo que acaben con tu despensa, están hambrientos.

Poco después abandonamos la casa, Gloria y su hijo se han lavado a conciencia, han cepillado sus ropas, y sus caras ya no están tan pálidas. El color ha vuelto a sus mejillas.


A buen paso no encaminamos hacia casa, tenemos hora y media de camino y no deseo preocupar más a mi esposa.


Tenemos que llevar al niño por turnos, el pobre ya no puede más y no hay forma de llegar si no es a pié.


El pequeño maletín donde llevo la radio va prácticamente soldado a mi mano. No dejaría que se lo llevaran si no es arrastrándome a mi con el, confío en que no sea así.

Deseo como nunca llegar y estar al lado de Maria, y mi gato, que seguro esperan ya con verdadera angustia.

Caminamos, caminamos, sin parar. Yo voy delante señalando el camino y procuro no andar demasiado deprisa para Gloria cuando lleva a su hijo encima.

Me sorprende la fuerza que ella tiene cuando se trata de llevar a su hijo.
A mi me pesa mucho, supongo que a ella le tiene que pesar mucho más, pero no se queja, se lo tengo que casi arrancar de los brazos para sustituirla con el peso del pobre crío.
De vez en cuando le ponemos en el suelo y el niño camina durante un rato sin abrir la boca. No dice nada, permanece mudo pase lo que pase.

Casi llegando a mi calle presenciamos un hecho horrible. 

Hay un grupo de gente que mira fijamente hacia el suelo, la policía les mantiene apartados de lo que parecen dos muñecos desvencijados sobre el pavimento. 

Me fijo mejor según nos acercamos y veo con espanto que son dos ancianos espachurrados contra el suelo. Según comentan se han arrojado desde uno de los balcones agarrados de la mano, y ahí están como marionetas rotas, rodeadas de rojo intenso por todos los sitios.
No miréis le digo a Gloria demasiado tarde, ella está desencajada y tapa la cara de su hijo.


Capiulo 4


Vamos Gloria, tenemos que seguir, ya nos falta muy poco para llegar.

Es horrible, ¿como pueden haberlo hecho?.


No podría decirte, hay que estar en la piel de quien se quita la vida para saber lo que siente y la desesperación que puede tener esa persona.

Estos ancianos debían estar muy asustados, sin recursos, sin esperanza igual que otros, y han optado por dejar de sufrir.
Un salto, no sabemos si dolor, y todo ha terminado en un instante, yo no puedo opinar ni valoro la decisión que han tomado.

Vamos, por favor, rápido todo lo que puedas estamos casi llegando a mi casa. 

Yo llevo a tu hijo, no creo que haya visto nada y es difícil que lo entienda si los ha visto ahí caídos, no creo que esté mas traumatizado el pobre de lo que ya lo está.
Entramos en mi portal, y enseguida abro la puerta de la casa, la voz de mi esposa me da la bienvenida como siempre hace cuando llego. Así yo se que está bien, que todo sigue como lo dejé, y antes de verla ya me voy tranquilizando.
Traigo compañía, le digo tras saludarla, ahora verás a una chica joven y a su hijo.

Creo que a mi esposa ya nada le sorprende respecto a mi, que me presente con una persona extraña y su hijo no es novedad, pero creo que cuando sepa que se queda con nosotros si que se va ha extrañar.


Entramos en la sala, y presento a Maria, el niño y a su madre.

Se saludan, se miran, y Gloria le pide disculpas por estar en la casa, le dice que he insistido en que me acompañaran.
Gatufo, como hace siempre ante extraños, ha desaparecido.
Se caen bien las dos, lo noto de inmediato, no van a tener problemas y cuando empiezo a contarle a mi esposa lo que ha pasado la joven y su hijo, la cara de ella va cambiando y una mirada de ternura y compasión se extiende de inmediato por sus facciones.
Por supuesto que os quedáis con nosotros, tenemos sitio y si no lo hubiera se hace, con sus palabras queda zanjada la cuestión y yo les digo que me disculpen. Tengo que dejaros pues voy a poner la radio que Juan me ha dejado.
Salgo y las dejo a solas, el niño sigue pegado a su madre y no dice nada, ni tan siquiera cuando Maria le sonríe y le dice que vaya a su lado.

Me cuesta sintonizar una emisora que se escuche bien, por fin lo consigo y hay una buena señal, me acuerdo de mi amigo y le doy las gracias mentalmente.

Retransmiten en Inglés, americano seguro, se identifican como La Voz de América, y si, son ellos. Por Internet les he escuchado muchas veces.

No es una clase didáctica, dan noticias, tremendas y desalentadoras noticias.
Un locutor comenta que "todo está empeorando" pues hay países que han agotado sus recursos y nadie puede ayudarles.
Menciona regiones del sur de Asia, con cientos de millones de habitantes que han consumido todas sus reservas y donde la población está muriendo de hambre y sed por decenas de miles.
Otras muchas zonas del planeta están igual, han agotado sus recursos y no hay esperanza de que puedan ser auxiliados.
Europa, Estados Unidos, y los otros países del primer mundo no desean agotar el combustible de sus aviones ni enviar comida que puedan necesitar sus ciudadanos.

Ha llovido muy poco tras la caída de miles de millones de árboles y se teme que el ciclo del agua se interrumpa, dicen los expertos. Si esto llegara a suceder podemos darnos por extinguidos en un corto periodo de tiempo.

El panorama que pinta esta gente no puede ser peor, me digo a mi mismo, no me extraña que cierren las comunicaciones pues aceleradamente todo iría empeorando y las gentes huirían despavoridas buscando nadie sabe el que.

Habría motines, linchamientos, asesinatos, gentes despiadadas tratando de acaparar lo que pudieran.
Ni la guardia civil, ni el ejercito, contendría la oleada de
gentes al borde de la desesperación.

Apago el aparato de onda corta después de casi una hora de escuchar este tipo de noticias. 

Estamos en casa, me siento muy cansado, me reclino en el sillón y mi mente comienza a vagar al borde del sueño.
Mis ojos no acaban de cerrarse, los pensamientos de lo que ha sido mi vida hasta ahora se agolpan en un instante.
Recuerdo que en mi juventud estábamos siempre al borde del desastre nuclear.
Rusos y Americanos estaban en posesión de misiles balísticos, infinidad de ellos, cargados con cabezas nucleares capaces de destruir la tierra decenas de veces.
La idea era y es terrorífica aunque no podemos imaginar un suicidio masivo de esa índole para la raza humana.


++++++++++++++++++++


Las fotos que ilustran esta breve historia apocaliptica, tomadas por emiliano hace dos años, son un homenaje para las victimas y sus familias de este absurdo y cruel antentado en Londres, Westminster, que ha causado tanto dolor en todos nosotros y en especial a las familias y amigos de los asesinados.
Todos los amantes de la paz y de esta ciudad única por su belleza, sinónimo de Democracia, nos sentimos unidos a los Londinenses en su dolor.
Yo en especial me siento unido a los guardias desarmados que custodian las puertas del Parlamento, amables, cordiales, figuras inseparables de ese vetusto símbolo que con suma cortesía se prestaron a posar conmigo y a que les tomaran una foto con emiliano cuando estuvo allí admirando el Parlamento.
Gracias amigos siempre os voy a recordar  en especial a  Keith Palmer, heroe asesinado que entregó su vida tratando de ser obstaculo para el agresor.
Mis oraciones van siempre para el su familia y las otras víctimas de la sinrazón.


emiliano


el gatufo

No hay comentarios:

Publicar un comentario