Ninguna audencia por mi parte, estoy enterado del horror de Niza y si buscan publicidad, resonancia a sus horrorosos e inimaginables actos conmigo no la van a tener.
Hoy no contemplaré la tv., no deseo ver imágines del dolor, del sufrimiento, de la ignominia, del terror puro y duro que hiela la sangre.
El grado de perversidad supera todo lo que un ser humano de mi condición nunca pudo imaginar.
Y si, el terror existe, se incrusta en nuestra mente de una forma pagajosa e inquietante.
Nos planteamos por temor incluso viajar, tomar el avión, y peor todavia ir a los paises que antes frecuentábamos dándoles riqueza, trabajo, razón para progresar.
En Tunez, Egipto, Turquia, por no mencionar otros lugares en guerra declarada, su fuente de divisas está bajo mínimos.
No nos atrevemos a ir allí, visitar su playas, descansar, admirar las bellezas del desierto.
Contemplar su cultura, conocer la amabilidad de sus gentes. Y es vergonzoso aunque muy humano que el miedo, el peor de todos los sentimiento, guie nuestras acciones de ocio.
Los objetivos de esta gente perversa están siendo cumplidos, atemorizan a una sociedad que no entiende lo que está pasando y atemorizada deja de visitar donde antes iba.
Empobrecen paises enteros donde el paro crece, los hoteles se cierran y gentes normales, como nosotros, no encuentran el lugar de trabajo que antes tenían.
Me niego a participar, a ser espectador pasivo de unos actos que superan todo lo imaginable.
Crueles hasta límites antes nunca superados, y NO si de mi esperan audiencia a ellos será que no, no voy a contemplar el dolor de tanta gente masacrada en Niza, igual que ha sido en otros lugares de nuestro entorno.
Publicidad a sus terrorificos actos por mi parte ninguna pues hoy, mañana, pasado, cualquier día en que la tragedia se cebe otra vez sobre indefensos paseantes, turistas, familias, mi negativa a contemplar será permanente.
No deseo vivir sumido en el miedo, y se incrusta cuando contemplamos tantísimo dolor sin poder remediar nada.
Vaya mi pésame a todos las victimas y familiares de este horrendo suceso que la razón se niega a admitir.
el gatufo
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