Que se puede esperar de alguien que a mi edad comienza a aprender "Solfeo", algunos pensarán "está majara", otros dirán que "iluso", con lo difícil que tiene que ser y lo mayor que es.
Pues si, estoy majara, soy un iluso, y también soy mayor para lanzarme a aprender algo que es difícil o incomprensible, si no se tiene la ilusión de pasarlo bien, divertirse e incluso aprender si se presta.
Hoy he venido contento de la clase, al fin comienzo a entender un poco, muy poco, pero me produce una gran satisfacción y lo mejor es que me he divertido, lo he pasado muy bien además de vislumbrar la belleza de algo aparentemente arduo o incluso aburrido para algunos.
Tengo un buen profesor, músico y pianista de profesión que hace una clase amena, práctica y divertida.
Muy joven por cierto, al menos si lo comparo conmigo, y no dejo de preguntarme que hace un chico como este, músico, con trabajo en su ciudad de Las Palmas, en un lugar tan inhóspito, duro y deshumanizado como Madrid.
Si amas tu profesión, y el la ama, enseñar puede ser bonito o satisfactorio a veces, pero siempre dependerá de a quien enseñas.
Cuando el alumno es un niño o un joven a quien sus padres le pagan las clases y el profesor o director de la academia tiene que rendir cuentas si el alumno progresa o no aprende, la tarea de enseñar se vuelve mas ardua.
Resultados, progreso, pide quien paga las clases a su hijo o a su pupilo, pero en mi caso nada de esto ocurre, yo voy a pasar un buen rato aprendiendo solfeo e intentando tocar alguna pieza sencilla de piano.
Me paseo y al fin intento comprender una asignatura pendiente, y no solo intento, además me divierto sin exigir resultados de ninguna clase.
Gracias Alberto, es un placer aprender contigo, seguir tus lecciones y sobre todo pasar un buen rato con el "Solfeo"
que es mucho mas bonito y agradable de lo que yo pensaba.
el gatufo
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