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Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

martes, 16 de diciembre de 2014

SIN QUEJAS ´POSGUERRA







Temor es lo que siente este crio de ocho años cuando vuelve a cambiar de colegio y ahora tiene que ir a uno regentado por Jesuitas.
Hora de entrada ocho y media, a esa hora se cierra la verja.

Distancia a recorrer treinta o cuarenta minutos, al paso de un chico de ocho años.

Hora para levantarse siete y cuarto de la mañana.

Emiliano piensa que tiene que hacer ese recorrido llueva o nieve, con frio o calor, y por supuesto lo hará solo.

Nada puede hacer para evitar ese desafío. El colegio al que va ha sido un desastre y sus padres piensan que la mejor opción es este colegio de Jesuitas, llamado "Nuestra Señora del Recuerdo"  que está situado en Chamartín, una zona aneja a Madrid que pronto será un nuevo distrito de la gran ciudad.

Ocho años y un recorrido de cuarenta minutos, noche cerrada en invierno, frio, lluvia, y a un nuevo colegio en el que desconoce a sus compañeros y profesores.
La amenaza es tener mas de cuatro faltas de asistencia y ser expulsado de inmediato.

De nada sirve quejarse, no hay quejas válidas en el Madrid de los años cincuenta.
Es Octubre de 1952 y este crio de ocho años comienza el recorrido que le conducirá a pasar cinco años, medio interno, en un colegio que le marcará de por vida.

Es indudable que un colegio interno, o medio interno, a una edad temprana señala para siempre a los niños y niñas que acuden a el sin ninguna defensa, a merced de sus educadores, buenos o malos, templados o violentos, cultos o iletrados.
Y no hay queja posible, privilegiados de poder acudir a un colegio donde se les enseña, o donde se les educa que esto último puede ser mas importante.

¿Educar, en que consiste esa educación?.
Una pregunta interesante y complicada.

Depende del momento, del lugar, de las costumbres, de la religión imperante, del sistema de gobierno, de los derechos reconocidos o no hacia la infancia.

En la España del año 1952 la costumbre era patriarcal, la religión era Cristiana Apostólica y Romana sustentada por un Estado confesional, el sistema de gobierno era una dictadura, y los derechos de los niños no existían.

¿Que podía sentir un crio de ocho años de una situación semejante?.





Miedo, pavor ante lo desconocido, prevención ante sus nuevos compañeros de todas las edades rejuntados en un patio enorme donde se les soltaba media hora por la maña y otra media por la tarde.
Con frio o con calor el patio era obligado, nadie permanecía dentro de la clase y un maestro vigilaba que no hubiera declarados abusos de los mayores hacia los pequeños.

Pero los había.

En dos turnos diferenciados se juntaban niños, varones, desde los ocho años hasta los once. Posteriormente salía el segundo turno con muchachos de doce hasta los catorce o quince años de edad.

Los mayores abusaban de los pequeños de todas las formas zafias y soterradas imaginables.
Empujones, insultos, amenazas, chantajes, eran habituales, que no palizas pues el profe vigilaba las agresiones descaradas.

Con esta perspectiva educacional comienzan las clases, o el calvario, que Emiliano tendrá que recorrer a una muy temprana edad de su vida.

Solo, indefenso, minúsculo, en un entorno hostil y severo que marcará su vida para siempre.






el gatufo










 

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