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Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

sábado, 7 de junio de 2014

COMICS EN LOS CUARENTA







En una diminuta calle del barrio de Tetuan de las Victorias, tres pequeños hermanos se enfrentan a la trascendental decisión de
comer una onza de chocolate con su trozo de pan, duro, o gastar los centimos en un tebeo. 
Para comprar el tebeo nuevo necesitan setenta y cinco centimos y no estan conformes con comprar uno solo y repartirse la posesión del mísmo. 
No, esa no es una opción, cada uno de ellos debe sopesar la alternativa de quedarse sin desayuno, barrita de pan y onza de chocolate por una peseta, o invertir el dinero que les ha dado su madre para el desayuno en un maravilloso tebeo del "Guerrero del Antifaz", la historieta dura para siempre cavilan, y la barrita de pan con chocolate la comemos en un instante.
Al final compran dos, y se reparten la barrita de pan y dos onzas de chocolate entre los tres.
Todo en secreto claro está, su madre no puede enterarse de que no desayunan y van al colegio felices con sus tebeos y la barriga casi vacia. La vida de estos crios en una España de miseria se alimenta de sueños, heroes,  y cines de barrio. 
La sesión infantil en un cine "pipero" costaba una peseta con cincuenta centimos y era una aspiración constante para ellos que su madre les pagara semanalmente una entrada. 

Soñando y viviendo las aventuras de sus personajes gráficos la vida transcurria sin demasiados sobresaltos en un entorno de felicidad aparente, irreal, que para ellos era el mejor de los mundos.

Espadas de madera, piedras, limas para jugar al "robaterrenos" en el húmedo suelo, al truque las chicas, y a la "comba" chicos y chicas mezclados.

A su alrededor la pobreza era manifiesta, pequeñas casas como cuchitriles, sin luz o ventilación donde vivian familias enteras a veces sin agua corriente o compartiendo un retrete entre vecinos.
Estos crios se preguntaban el por que su madre y muchos de sus vecinos parecian con frecuencia enfadados. Propicios a dar una bofetada, o varias, a sus niños cuando se ponían a tiro.
A la mas mínima, zas, bofeton y a callar. 

Al siguiente segundo olvidada la bofetada volvian a su mundo de ilusión, fantasia y juegos releyendo docenas de veces las mismas historietas, intercambiando sus ídolos con los amiguetes, o procurando pillar una "perra gorda" (diez centimos de peseta) para poder cambiar el tebeo menos apreciado en el kiosko de la esquina.

Algunas veces en lugar de cambiar su preciado tesoro por otro diferente los crios del barrio podían alquilar otro milagro gráfico a otro colega mayor que poseyera una surtida colección codiciada por todos.

La exibian desplegada sobre el suelo de tierra cuando estaba seco, desplegados y sujetos con pequeños gijarros para que a todos los chavales se les hiciera la boca agua viendo las soñadas historias de sus heroes al alcance de sus ojos.

No se soñaba en pasteles o pollos, solo "Carpanta" imaginaba en sus historias pollos asados inalcanzables para el y para todos los chicos de todos los barrios.
Y pasteles?, a que sabían los pasteles?.

Ni idea, las tartas, caramelos o pasteles eran objetos no identificados en una España hambrienta y cutre donde conseguir unas barras de pan era ya casi misión imposible por precio y escasez.

Acabada la segunda guerra mundial la situación de escasez se hizo realmente insoportable, España estaba aislada, bloqueada como castigo por su apoyo a los nazis perdedores. No había institución internacional en la que fuera admitida, y el Plan Marshall de 1947 no llegó a las tierras Españolas como consecuencia de su apoyo al Regimen perdedor.

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 El Plan Marshall (denominado oficialmente European Recovery Program o ERP) fue el plan más importante de Estados Unidos para la reconstrucción de los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial, que a la vez estaba destinado a contener un posible avance del comunismo

Tras seis años de guerra, buena parte de Europa estaba devastada y millones de personas habían muerto o habían quedado lisiadas. Los combates se habían producido prácticamente por todas partes, abarcando un área mucho más grande que la que había sido afectada durante la Primera Guerra Mundial. A causa de los bombardeos aéreos, la mayor parte de las ciudades estaban muy dañadas, y en especial las áreas industriales que habían sido los objetivos principales de dichos bombardeos. Berlín y Varsovia eran montañas de escombros, y Londres y Rotterdam habían quedado muy perjudicadas. La estructura económica del continente se había quedado en nada y millones de personas se encontraban en la indigencia. Aún cuando el episodio de hambre holandesa de 1944 se pudo resolver, la devastación general de la agricultura provocó una oleada de hambre en toda Europa, agravada por el duro invierno de 1946-1947 en el noreste de Europa. También estaban destruidas las infraestructuras como, por ejemplo, las vías férreas, los puentes y las carreteras, que habían sido objetivo principal de los bombardeos aéreos, y muchos barcos de carga habían sido hundidos. Los municipios más pequeños no habían sufrido tanto los destrozos de la guerra, pero la carencia de redes de transporte los había dejado prácticamente aislados tanto física como económicamente.


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A la devastación de la postguerra civil en España se sumó la hambruna Europea que castigó las exportaciones en los años de guerra en Europa.
Una vez acabada la Segunda Guerra esas pequeñas exportaciones llegaron a su fín, carente de recursos propios el hambre, la soledad, el aislamiento internacional ante un Regimen Dictatorial Fascista en España fue absoluto y total. 
Nadie comerciaba ni deseaba hacerlo con un pais apestado que había apoyado el Regimen de la Alemania Nazi, y los pobres españoles supervivientes de una Guerra Civil propia, trataban de superar la situación de las formas mas inimaginables. 

Se aprovechaba todo, no se tiraba nada, los cubos de la basura tardaban en llenarse días, y cuando el "carro  de la basura" tirado por una mula pasaba por las destartaladas calles sin pavimento alguno los chicos o las mujeres acudian prestas a la calle con el cubo en la mano para que fuera vaciado dentro del carro. 

La peste en verano era soportable porque pocos productos tenian alguna opción de pudrirse. Cualquier alimento orgánico suceptible de ser comido había desaparecido en los estomagos familiares y en realidad había muy pocas cosas susceptibles de ser arrojadas a la basura.  
Un pequeño carretón arrastrado por una o dos mulas era suficiente para cubrir las necesidades residuales de innumerables calles del barrio.
Los carros eran proporcionados por los llamados "traperos" que se encargaban de recorrer los barrios, con permiso de la autoridad, y amontonar los residuos en los llamados  "basureros" que proliferaban por  docenas en las afueras de los barrios capitalinos.

Para los chicos y chicas del barrio no había nada mas divertido que bajar la calle Amalia y meterse en el "basurero" de la pequeña zona. Allí se horganizaban fogatas y se orinaba en ellas, se rebuscaba en la basura y siempre aparecía algun objeto curioso e inservible, pues previamente los traperos ya había hecho acopio de los trapos, papel, o chatarra que le pudiera reportar algunas pesetas.






el gatufo

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