EN MADRID

Estamos a principios de 1968 un año crucial que cambiará el estilo de entender la vida, la libertad, y que movilizará millones de personas ansiosas de cambiar un mundo de postguerra que ya no gusta a la mayor parte de las nuevas generaciónes nacidas tras la segunda guerra mundial.

En Madrid el ansia de libertad, de democracia y el fin de una interminable dictadura que duraba treinta años se respira en el ambiente. Nuestros jovenes protagonistas no son ajenos a los nuevos cambios que se propician desde Inglaterra, Francia o Estados Unidos.

Los situamos en una academia de estudios mercantiles donde se preparan para pasar unas oposiciones en el lugar de su trabajo, el Banco Hispano Americano, donde ocupan el puesto de auxiliares administrativos.
El curso ha empezado en Enero y nuestra joven M.J. acude regularmente a las clases con su novio J.L., están deseosos de obtener una plaza de oficial primero que les permitirá progresar en su trabajo e incrementar su sueldo mensual. 

A primeros de febrero M.J., nuestra protagonista, llega al Instituto y entra en la clase de contabilidad acompañada de su novio, ocupan su sitio habitual y durante casi una hora atienden las explicaciones que el profesor imparte en ese momento.
Acaba la clase y J.L. le comenta a su chica que sale a fumar un cigarrillo y estirar las piernas. 
Ella prefiere quedarse y girando la cabeza observa que detrás justo de ella hay un nuevo alumno en la clase. 
Movida por una curiosidad inusual en ella apoya su espalda contra la pared y se dirige al nuevo alumno en su afán de dar la bienvenida a ese desconocido  que se apunta tardiamente a las clases.
M.J. es una muchacha amable, risueña, confiada, sumamente cordial pero de una timidez extrema que trata de disimular con una amplia sonrisa y una empatia natural que transmite tranquilidad a sus interlocutores.

Hola, eres nuevo, verdad?
E.A., gratamente sorprendido le responde. 
Si, es mi segundo día aquí, pero ayer no te vi aunque por tu observación
imagino que ya eres veterana en la clase.
Empecé en Enero, y ayer no puede venir porque me encontraba indispuesta, no me gusta faltar pero realmente no estaba en condiciones.
Está ya restablecida?
Si, gracias, me encuentro perfectamente recuperada. 

Por cierto, ayer te perdiste la lectura de algunas redacciones y veo que el profesor te ha entregado la que considero la mejor, es imaginativa, original, y me encantó la forma en que tratas una huelga de basuras en la ciudad de New York. El humor que destila tu estilo de escribir me resultó divertido, agradable y muy ingenioso.

Que amable eres, gracias, disculpa no me has dicho tu nombre.
Emiliano, encantado de conocerte, y el tuyo?
Maria Jose, es un placer.
No, el placer es mio absolutamente.

Disculpa Emiliano, como es que empiezas tan tarde las clases, te has perdido mucha materia que ya hemos estudiado, y perdona mi intromisión.

No, nada que perdonar, y puedo explicarte que estoy haciendo el servicio militar y hasta febrero no me he visto libre para empezar las clases. 
Confío en recuperar las materias a las que no he podido asistir y si necesito algunos apuntes estoy seguro que algun compañero o compañera me los podrá proporcionar. 

No te quepa duda Emiliano, yo misma te puedo dejar los apuntes que necesites y no dudes en pedirme todo aquello que pueda ayudarte para ponerte al día.

Gracias, muchas gracias Maria Jose, eres sumamente amable y te agradezco en gran medida tu cálido recibimiento.
Solo conozco en esta clase a Jesus el chico que ha salido fuera hace un momento, parece que vosotros le conceis tambien. 

Si, cierto, es un compañero de Jose Luis y suelen salir los dos juntos cuando hay un descanso entre clases. Yo prefiero quedarme aquí sentada  y repasar los problemas de la siguiente clase.

Haces bién Maria José, tener la mente ocupada y preparar los problemas que va a explicar el profesor es una actitud muy razonada. No sabes lo que me alegro pues he tenido la oportunidad de charlar contigo cosa que me encanta.

Gracias de nuevo Emiliano, eres muy amable.
Las gracias a ti por tus amables palabras y tu presencia encantadora que es un regalo para mis ojos.

continuará



el gatufo