Que desastre, que mala organización la convocatoria electoral de hoy.
He ido a tres mesas pues no estaba nada claro donde debía depositar mis votos.
Al final he tenido que subir dos plantas a pie, con la lengua fuera de calor y cansancio, para intentar la opción de que una de las mesas fuera la adecuada para introducir mi voto.
Mal, muy mal, muchas ganas de votar había que tener para aguantar la mala organización.
En mi caso si tenía ganas de votar y por ello no me he vuelto a casa, hubiera sido la primera vez que lo hubiera hecho y seguiré votando siempre mientras pueda.
La noche promete y no pienso perdérmelo.
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