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Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

sábado, 6 de octubre de 2018

BICHOS Y MISERIA

La España de los años 40






Con cinco años el pequeño de los tres hermanos acudía a la escuela frente a su casa todos los días de la semana salvo los domingos.
Se agarraba a la mano del maestro, D. Jose Luís, para sentirse protegido, los mayores hacian bromas  por lo pequeño que era y la timidez lo impulsaba a no participar en los juegos y peleas que constantemente se iniciaban en los recreos.

Además, a pesar de ser tan chico mostraba mas inteligencia y capacidad que los otros niños, muy pronto comenzó a escribir, a leer y con menos de seis años sabía ya las cuatro reglas aritmeticas. 
Cuando aprendió a dividir por dos cifras cercano a cumplir los   siete años la envidia que sentían por el era generalizada, y con mas frecuencia el crio se aferraba a la mano del maestro cada vez que salían al recreo.

De cada una de las manos del maestro colgaban  los dos mas pequeños de la clase, uno al que llamaban Angelín era incluso mas chiquito y además gordito, con lo que las burlas eran todavia mas hirientes. Los dos chiquillos eran amiguetes y se protegian el uno al otro de los otros energumenos mayores que ellos.

Que listo es este crio comentaban los padres de Emilianito, así lo llamaban, con siete años y ya sabe dividir por dos cifras. Cuando el escuchaba estas palabras se sentía muy orgulloso y se pavoneaba como un pollito ante sus hermanas mas mayores que iban a un colegio de monjas y no aprendian nada de aritmetíca o gramática. 
Las monjas solo les enseñaban modales para unas niñas, rezos, a coser, y sobre todo una estricta obediencia. 

Las niñas debian acudir al colegio de las monjitas, anexo a un convento, con ropas muy limpias, pelo bien peinado recogido en trenzas, y sobre todo con cara y manos lavadas y frotadas hasta la saciedad. 
No se permitian pelos sueltos, lazos, ni adornos de ningún tipo si es que hubiera habido dinero para ellos. Horquillas para sujetar el pelo, una goma para las trenzas y nada más.

No era extraño por entonces que piojos y pulgas proliferan en las cabezas y cuerpos de los pequeños. La falta de agua corriente en las casas, los viejos colchones y la proximidad a ciertos animales domésticos, burros, perros, gatos callejeros y otras especies, hacían que cierta falta de higiene propiciaria la aparición de todo tipo de plagas desagradables de pulgas, piojos y demás insectos, era común ver rascarse con saña a los mas pequeños e incluso a los adultos que pasaban bastante de la higiene.


 Además de pulgas y piojos abundaban chinches en los colchones, cucarachas en las carboneras donde se guardaban astillas y carbon, arañas, cortapichillas, grillos, mosquitos, y sobre todo moscas de todas clases y tamaños.

A los crios se les lavaba en barreños, cuando se les pillaba, y la gente mas mayor tenía que gastar su dinero en calentar agua y comprar jabon para asearse, siendo estos menesteres poco frecuentes cuando ni tan siquiera había dinero para comprar pan o aceite.

En la España de los cuarenta la limpieza no era precisamente un tema importante. Lo primordial era comer, no pasar frio, e ir al cine a soñar con las películas americanas siempre "censuradas" que mostraban un mundo mucho mejor en el que vivir. 
Con las bocas abiertas y los ojos como platos niños y adultos seguian las historias de heroes y heroinas Hollywoodenses.

Los westers y las de espadachines eran las preferidas por la chiquilleria, a los adultos les gustaban las comedias de Lubisch o musicales de Fred Astaire y Judy Garland como "Sombrero de Copa"  (Top Hat) en los que se bailaba sin parar, se reia, se pasaba bien y se hacian cruceros de lujo  donde fiestas fastuosas y amenizaban el ocio.

Todas estas películas distraian a la gente de sus cotidianos problemas de subsistencia, combatian el frio y el hambre con sueños de un paraiso lejano donde todos eran felices y estaban bien alimentados.
Los indios siempre eran exterminados por la caballeria, los malos pagaban sus culpas, los protagonistas siempre acaban juntos y en boda, pero sin besos o escenas mínimamente eroticas. 
De hecho el sexo era como si no existiera, y todo era pecado incluidos los bailes o los carnavales.

Cines de barrio abarrotados daban calor suficiente para pasar la tarde y estar confortables con sesiones de dos o tres películas siempre dobladas, mutiladas y censuradas por el Regimen y  la Iglesia que no toleraban un escote pronunciado, unas faldas por encima de las rodillas, o bañadores atrevidos.
Los personajes siempre honestos, fieles, buenos, y los malos eran malísimos que siempre pagaban muy cara su maldad.

Besos y caricias de los protagonistas eran inexistentes, siempre estaban cortados en sus comienzos, los silbidos o pateos en el cine eran prolongados ante los cortes, dialogos suprimidos e incluso guiones que nada tenían que ver con el original.




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Hoyuelos de la Sierrra....donde nació mi padre Emiliano





el gatufo

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