La gran estampida ya ha comenzado, huir hacia donde sea ese es el objetivo en Semana Santa.
Los de Madrid a Barcelona, los de Barcelona a Madrid, e incluso muchos más hacia el mar, la montaña, la nieve, una casa rural o a la China que está mucho mas lejos.
La costumbre de huir de nuestras vidas se repite todos los años y mi pregunta, la que me hago a mi mismo y a nadie más, es:
¿Tan a disgusto estamos en nuestras propias casas?.
O lo que sería peor:
¿Tan insatisfechos estamos con nuestras vidas cotidianas?.
Es que sencillamente no lo entiendo.
Semana Santa no se distingue por tener una climatología aceptable. Raro es el año en el que haga "buen tiempo" pero ¿a caso importa para escapar de la rutina?.
Por otra parte la economía de muchos se basa en nuestra propia estupidez para marchar allá donde sea, da igual el caso es viajar.
Chiringuitos, hoteles, restaurants hacen su Agosto en Marzo, por no decir el Estado a base de IVA, impuestos sobre gasolina gastada en viajes interminables con caravanas de millones de automóviles.
Imaginemos un año sin Semana Santa.....la catástrofe estaría anunciada.
¿Que harían las Cofradías?
¿Las Hermandades?
¿Los que preparan los Pasos a lo largo y ancho de España?
¿Los hoteles?
¿Los que alquilan balcones para ver procesiones?.
La lista de afectados podría ser interminable asi que adelante, sigamos con el enorme disparate de salir de nuestros lugares de origen y marchemos en masa a cualquier lugar del mundo.
Próximo, lejano, al pueblo, da igual que llueva, nieve o haga un tiempo de perros, el caso es salir, huir yo diría de nuestras propias vidas insatisfactorias.
Por mi parte jamás lo he hecho.
Nunca salgo en Semana Santa a ningún sitio.
Jamás viajo en estas fechas.
No he visto una Procesión en mi vida.
Ni pienso verla.
¿Raro?, si lo soy, pero me considero racional.
No me van las multitudes.
No me va el ¿donde va Vicente?....donde va la gente.
Yo me quedo en Madrid, paseando por calles semi-desiertas por las que pasean otros venidos de diferentes lugares a ver la ciudad.
A lo largo de los años "lo bien que se estaba en la ciudad" sin colas, sin barullo, con entradas, sin esperar minutos para tomar un café o una cerveza.
Ahora teniendo en cuenta los forasteros que acuden a la gran ciudad la bonanza se ha ido acabando.
Ves ciudadanos venidos de infinidad de sitios, escuhas hablar lenguas ignotas, o propias de las diferente regiones de Iberia.
En cierta forma tambien acabó la tranquilidad de antaño pero es un precio a pagar por el turismo que deja millones de euros por estas fechas.
Pues nada, que siga la fiesta unos para aca otros para allá y bienvenidos sean a cualquier lugar al que huyan o quieran visitar.
Acaban de comentar en la televisión noticias que la Semana Santa mueve o genera unos 6.000 millones de euros.
Impresionante, eso que no contabilizan restaurantes, hoteles, tascas y otros consumos.
Business is Business y el negocio de la religión marcha muy bién.
Por mi parte seguiré en Madrid disfrutando del sosiego propio de la Semana Santa.
el gatufo
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