Datos personales

Mi foto
Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

lunes, 27 de octubre de 2014

INCERTIDUMBRE







En poco mas de una hora será noche cerrada, para entonces tenemos que haber encontrado un sitio donde escondernos y pasar desapercibidos para las patrullas descontroladas que pululan tras el toque de queda.
Soldado o no son depredadores que asesinan a todo aquel que pillan, le roban y le dejan tirado en mitad de la calle desángrandose.

Lo que hay dentro de las casas nadie lo sabe. Es seguro que cientos de miles de personas habrán muerto asfixiadas, de inanición o cualquier otra dolencia.
Infinidad habrá puesto fin a sus vidas ante la total falta de esperanza y la ausencia de notilcias.

Son pensamientos que pasan por mi cabeza fruto de la desesperación y el extremo cansancio.
Luis va cargando conmigo, me lleva casi en volandas ante la ausencia total de fuerzas que me permitan sujetarme por mi mísmo.
Me ha  encargado que vigile las ventanas o balcones de todas las casas que vamos pasando. Al menor signo propicio para ocupar una de ellas tengo que avisarle para examinar nuestras posibilidades de entrar dentro de la vivienda.

Este barrio de clase media trabajadora no es tan precavido a la hora de blindar los accesos. Recias puertas, barrotes en los pisos bajos, alarmas que ya no funcionan y poco más.
Derribar una puerta no sería dificil si tenemos la seguridad de que no hay ningún ocupante dentro. Si lo hubiera podría defenderse de nosotros, con razón, pensando que eramos foragidos. No deseamos empeorar más la situación de lo que ya está. 

El tiempo pasa inexorable y nuestra búsqueda de refugio es esteril. No hay ya casi vivos circulando delante o detrás de nosotros. Nadie sale de las viviendas y los que salieron estarán ya casi todos muertos por asfixia o asesinados por otros para robarles sus pertenencias.
La presencia y fortaleza de Luís ha evitado que nadie haya tratado de agredirnos, nos han mirado con resentimiento u odio cuando el me ha auxiliado con la máscara pero nadie se ha atrevido a más. 
Ni tan siquiera a los malvados les quedan fuerzas para atacar, a traición o a los más débiles si, no a los fuertes y decididos como mi amigo. Menos todavía cuando ven el uniforme que lleva, miran confundidos sin entender como un soldado puede caminar entre ellos ayudando a un anciano.

Espera, le digo, creo ver algo en aquel balcón allá lejos.

Se para y me posa con suavidad sobre un baco en la calle, mirá allí, le señalo.
Hay poca luz ya pero con los últimos mortecinos rayos de Sol podemos ver a dos crios que nos hace señas, no escuchamos sus voces pues hay mucha distancia, pero es indudable que está haciéndonos gestos con sus brazos y manos.

Que ocurrirá, me comenta, es súmamente extraño ver a dos crios haciendo esos gestos para que nos aproxímemos a ellos.
Quédate aquí un momento, voy a acercarme un poco más a ellos, a ver si escucho lo que dicen.

Me aterra quedarme solo, es y ha sido mi salvavidas, no soporto que me abandone a merced de las olas de mi propia incertidumbre. Se que estoy vivo gracias a el, también se que si me dejara no viviria más de un momento. El terror que siento viendo todo lo que me rodea me produciria un shock suficiente para acabar definitivamente conmigo.

No es que desee seguir viviendo, deseo volver con mi esposa, abrazarla, tranquilizarla con mi presencia, estará muy asustada por mi ausencia y deseo sobre todo decirle, cielo estóy de vuelta, seguimos juntos.

Echo de menos a mi querido Gatufo también, es seguro que el pobre estará insoportable, sin relacionarse con nadie, justo lo que hace cuando me he ausentado por algunas horas.
Por no decir lo que hace cuando falto unos días, se refugía sobre su silla preferida debajo de la mesa y no aparece ya para nada que no sea, beber agua, ir a su caja de arena, y comer a penas nada.
Pasados cinco o seis dias, aparece huraño y sin relacionarse ya casi con nadie, solo con Cuca y tampoco demasiado.

Estoy solo, inmovil, petrificado mirando hacia todos los sitios. Veo a Luís que está cruzando la plaza y se dirige con dificultad sorteando ramas y cuerpos hasta las proximidades de la casa.
Mira hacia arriba y grita a los crios, les pregunta que desean, y debílmente escucho sus voces ya quebradas de tanto gritar que le dicen, sube, sube, te abrimos la puerta de casa.

Nada más, el asombro va cubriendo mis facciones, que suba?. Que subamos, mas bién, ¿que ocurrirá?. Lo extraño es que una vez terminada la corta conversación cubren sus caras con sendas máscaras y esperan a ver que ocurre.

Pego un respingo cuando siento una mano que toca mi espalda y una voz ronca, cascada, que me dice, ayudame. 
Dáme algo, me muero de sed y hambre. Y otra vez repite, ayudame.

Siento un escalofrio recorrer mi espina dorsal, no me atrevo a volver la cabeza paralizado por el miedo.
El olor ha empeorado, si esto fuera posible, y tufaradas de podredumbre inundan mis fosas nasales.

Otra vez la muerte está próxima a mi, como en el tunel cuando rodeado de cuerpos esperaba ser descubierto y masacrado allí mísmo.




el gatufo













No hay comentarios:

Publicar un comentario