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Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

sábado, 30 de diciembre de 2017

UN CUENTO DE NAVIDAD







Asustado, muy asustado y a pesar de ello la noche  fue buena para el chico, no sintió ningún dolor en el brazo a pesar de estar fracturado y hasta torcido cuando acudió al precepto.

Por la mañana temprano se levantan el padre, madre e hijo  y tomando un tranvía se van hasta el "Hospital Asilo de San Rafael", del que no tenían noción alguna hasta el momento.

Cuando entran se enteran de que está regido por los "Hermanos de San Juan de Dios" y es la primera noticia que reciben sobre las características del lugar.
Con cierta timidez se entrevistan con un hermano y le entregan la nota que había escrito el prefecto del colegio donde el muchacho se ha fracturado el brazo.

Eso es todo, les dicen que esperen que ya les llamarán
y que se tomen todo con calma, todo se va a solucionar en cuanto pasen al muchacho, le vean por rayos X y le pongan una escayola.

Nadie les pide nada más, el nombre del chico, el de sus padres, domicilio, y eso es todo.

El hospital no cobra sus servicios, es una institución de caridad que atiende a muchachos que no tienen recursos, algunos con enfermedades crónicas que requieren largas permanencias en cama.

Les llaman, pasa el padre y la madre con el, preguntan al muchacho como se ha hecho la fractura y el no dice la verdad.
Dice que se ha roto el brazo jugando al fútbol y no es lo cierto. Tiene temor a decir la verdad y se ha inventado otra historia para el prefecto y posteriormente para sus padres.

Si les dice que estaba haciendo el bestia, jugando a una especie de tumulto en el que unos chicos se suben encima de otros que están doblados y agarrados por la cintura como si fueran monturas. 

Los oponentes van saltando y se suben encima de ellos uno tras otro tratando de derribar la fila de monturas, si lo consiguen se anotan un punto, si no se lo anotan los que hacen de mulas de carga.

Tornan el turno y los que saltaban y montaban se ponen de monturas, igual que asnos, hasta que todos han saltado y se han subido.
Con frecuencia la fila de monturas se hunde, y todos en montón caen unos encima de otros, y esto ha sido lo que ha producido la fractura en el brazo del chico.

Pasan a una sala de Rayos X donde acompañado de su padre va reprimiendo las lágrimas. 

Ahora el brazo duele, duele de verdad, y más que dolerá cuando le coloquen el hueso.
Lo sitúan detrás de la pantalla de Rayos, la fractura se aprecia con nitidez, es limpia pues el hueso no está astillado. Moviendo y tocando el brazo con energía, a pesar de los gritos del muchacho, coloca el hueso correctamente, sin perdida de tiempo y procurando no descolocar el hueso de posición comienza el doctor a colocar una escayola con suma habilidad.
Es evidente que el hermano fraile tiene mucha costumbre de colocar huesos en su posición y a escayolar los miembros a continuación.

Ha pasado el dolor, ya no hay gritos, y la angustia de no saber lo que van a hacer va quedando atrás para el muchacho que trata de secar sus lágrimas con el brazo sano. 

Les dan instrucciones escritas para regresar en diez días y ver si la fractura está corregida, si el hueso sigue en su posición y va soldando adecuadamente.

Eso es todo, no hay petición de nada más, a la salida hay una hucha sin que nadie esté presente, por si los familiares del enfermo desean aportar alguna cantidad como ayuda a la institución de caridad.

Es lo que hace el padre del chico que agradecido al ver que todo ha ido bien sin problemas, deposita una cantidad que el considera justa y adecuadas. 



Es evidente que cada familiar o enfermo aporta con arreglo a sus posibilidades e incluso habrá quien no pueda depositar nada. 


Solo agradecimiento, con eso es suficiente.


Fin.





el gatufo

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