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Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

miércoles, 19 de julio de 2017

CURAR HERIDAS



Heridas propias o ajenas, pero es necesario restañarlas para intentar curar nuestra alma, nuestro espíritu o quizás simplemente nuestra mente o la estabilidad que nos mantiene cuerdos día tras día.

Hemos sufrido, hicimos daño, nos lo han hecho, por lo cual debemos curar al amigo del perjuicio afectivo que le causamos y haciéndolo también curaremos nuestra conciencia y ganaremos en salud y tranquilidad.

No es fácil ni sencillo, pero lo bien que uno se queda cuando sin preámbulos damos un paso al frente, mandamos un mail, hacemos una llamada, o subimos a pedir disculpas por nuestro error, por el daño causado, por la incomprensión generada por una actitud incomprensible de nuestra parte.

La herida se enquista, la incomodidad crece dentro de nosotros y ya ni nos atrevemos a mirar o encontrarnos con esa persona a la que hicimos daño y que al final confundimos causa o efecto pensando que nuestra actitud era justificada y preferimos pensar en otra cosa.





Nunca vamos a curar el alma pensando que la razón está siempre de nuestra parte. 
No sirve tratar de pasar página y pensar en otra cosa, la culpa corroe, la incomprensión propia se acrecienta y al final desarrollamos  un corazón de piedra incapaz de sentir empatía hacia los demás, hacia el amigo, hacia nuestro vecino, nuestro compañero de trabajo, hacia nuestra pareja.

La vida del solitario nunca llegará a ser plena, siempre le faltará la sensación de ser útil, de sentir amor, de entregarse, pedir perdón, solicitarlo, otorgarlo, ser amado.

Hagamos el esfuerzo y pongámonos en el lugar del otro, veremos entonces sus razones, comprenderemos mejor sus sentimientos, veremos como y cuando le ofendimos, entonces ha llegado el momento de pedir perdón. 

Decirle lo siento, entiendo tus razones y quizás así el pueda entender mejor las tuyas y la paz, el sosiego producido al reconocer nuestro error o nuestra falta de empatía, haga el milagro de curar nuestra alma, volveremos a sentirnos en paz con nosotros mismos y habremos mejorado como personas capaces de reconocer sus errores.


Con amor.




el gatufo

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