Datos personales

Mi foto
Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

sábado, 20 de diciembre de 2014

COLEGIO







Ya formados esperan callados, algo va a suceder piensa Emiliano, pero la espera se le hace muy larga.
Medio dormido, con frío, quieto, casi tirita y está asustado de verse en ese mundo desconocido para el.
¿Cuánto tiempo ha pasado?, no lo sabe, de repente ve aparecer una figura de negro, delgada, espectral casi pues no conserva ni un solo pelo en su cráneo cerúleo que brilla en la tenue luz de la mañana.
Les da la bienvenida, enumera una serie de reglas en una interminable lista que pareciera no tener fin. Las sanciones para el incumplimiento de esas reglas parece ser siempre la misma. La expulsión inmediata del colegio sin opciones de perdón.




El crio está apabullado, igual que todos los pequeños compañeros que forman delante de el. 
Parecen pequeños reclutas a los que ya han gritado "descansen" pues aunque mas relajados sin estar "firmes" siguen sin descansar en absoluto.
Las primeras filas de su grupo se están moviendo y el mismo comienza a desfilar camino del recinto. ¿Dónde vamos ahora?, se pregunta.

Enseguida lo verá, entran en un gran espacio que parece un salón de actos o una capilla, pues al frente hay un altar con una figura de Cristo crucificado.
Los pequeños ocupan las primeras filas, y pronto todos van colocándose por orden, de primer curso hasta el último en un absoluto silencio.
Cuando están todos dentro empieza a escucharse un murmullo que poco a poco va a más cuando los de atrás empiezan a saludarse, y los pequeños miran a ambos lados e intercambian nombres con los compañeros de al lado.

¡ SILENCIO¡  se escucha de repente.
ESTAMOS EN LA CASA DE DIOS, añade a continuación la figura de negro, de pie, frente al altar mirando a todos y cada uno de los muchachos.
Los taladra con sus ojos azules, fijos en cada uno de ellos, y el silencio se extiende de inmediato como si una gran mancha de aceite inundara el recinto asfixiándoles sin poder respirar.
Este cura es aterrador, piensa el crio, y retira su mirada con prontitud pues no se atreve ya a mirar al frente.

Desaparece la figura de negro y enseguida vuelve a colocarse frente al altar, despaldas de ellos afortunadamente, vestido con las ropas apropiadas para decir misa.
Comienza el Oficio, largo, perpetuo, en el que los ojos se cierran inadvertidamente hasta que algún chaval es despertado con un sonoro sopapo propinado por uno de los proferos, calvo y con bigote, que cuida de la silenciosa manada.

Llega la comunión y los chavales comienzan a desfilar por orden, desde los primeros bancos hacia los de atrás, fila tras fila se dirigen al altar donde formando una hilera de frente esperan a recibir la Sagrada Forma.
Un crio comulga, por orden, de izquierda a derecha  en la hilera arrodillada primero y en sentido inverso después. Con la Sagrada Eucaristía en su boca, se incorpora, abandona la hilera paralela al altar y de inmediato otro ocupa su sitio.
El proceso se hace con rapidez, no obstante al ser solo un sacerdote quien administra la comunión, el tiempo pasa con lentitud y al menos durante diez minutos se prolonga el desfile de niños rígidos, silenciosos, que se arrodillan y posteriormente se incorporan con la pequeña Hostia dentro de sus respectivas bocas.



Emiliano no ha se ha confesado, y permanece en su sitio casi solo y avergonzado por no acompañar a sus compañeros. La gran mayoría si ha abandonado sus asientos y se han dirigido hacia el altar, al frente esperan su turno y tardarán en regresar haciendo la soledad del crio mucho mas notoria.

Está solo, avergonzado, indefenso, piensa que todas las miradas se clavan en el y al menos una si le examina detenidamente mientras va depositando el Cuerpo de Cristo dentro de las pequeñas bocas de los chicos que de rodillas esperan su turno, algunos con la lengua fuera igual que perrillos felices que van a recibir su premio.

Empiezas bien, piensa el chico, lo primero que tienes que hacer será confesarte a la primera ocasión que tengas, pero con quien, con esa figura oscura que te ha clavado en el banco con su fija mirada.
Pues que remedio, asiente en su interior, no veo ninguna otra forma oscura.



el gatufo


  

No hay comentarios:

Publicar un comentario