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Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

1952 CUALQUIER DIA






El invierno de 1952 iba a ser duro para el pequeño Emiliano. Cumpliría 9 años en noviembre y para esas fechas el frío de la meseta se dejaba notar en mañanas gélidas y mediodías templados.

No tengo frio, piensa el, como es posible que digan siempre lo mismo.

Que frío hace, repiten estos mayores, y yo me pregunto, ¿es que no se enteran de que en invierno hace frío y en verano calor?. 
Anda lo mas rápido que puede, lleva la mente en blanco pues no sabe lo que le espera.
¿Para que preocuparse?. Peor que estaba en el Torres Garrido no voy a estar aquí.
Espero pagar todos los meses y que no me tengan que hablar de los bocadillos que me como al desayuno.
Que pesado era ese señor repitiendo una y otra vez siempre lo mismo.
¿No se cansaría?
Y mamá me seguirá preguntando ¿Qué hacemos en el cole?. Espero que ya no, dicen que es bueno, veremos.

Con estos pensamientos el chaval atravesaba la gran plaza descampada a la que llamarían Plaza de Castilla y por la que el viento no paraba de soplar.

La Sierra de Guadarrama blanqueadas sus cumbres por las primeras nieves lanza puntazos de oxígeno que purifican la atmosfera de la gran ciudad.
También hace sentir el viento helado que acompaña a las mañanas de un Madrid aterido, sin leña ni carbón para atenuar el frío crónico de sus habitantes.
El crío no es uno de ellos, rebosa de energía hasta el punto de que nunca lleva abrigo, un jersey grueso, una bufanda y guantes de lana confeccionados por su madre, y a veces una chaqueta arreglada para el de su padre que suele llevar con desgana.
Es alto para su edad y comienza a llevar prendas adaptadas de su padre. 

No le gustan, preferiría llevar algo suyo, propio, comprado expresamente para el, pero no hay dinero para semejantes lujos y debe conformarse a regañadientes con las prendas de uniforme que a su padre le suministra el Banco Hispano por su puesto de ordenanza.


Maravilloso, piensa el, se van a partir de risa lo críos cuando me vean de semejante facha. Una chaqueta de uniforme que se ve perfectamente es de mi padre.

En cuanto pueda me la quito, pero ¿donde la guardo?, si la pierdo mi madre me mata.

Ha llegado a las verjas del colegio con diez minutos de margen. Entra y comienza a examinar a los chicos que van llegando. No sabe donde está su clase, tendrá que preguntarlo.


El barullo es impresionante, sale un profe y grita, todos al patio, rápido, ¿Qué hacéis aquí dentro?.

Formar filas de a tres por curso, los de primer año a la derecha, a su izquierda en fila los de segundo, y así sucesivamente hasta los de cuarto grado.
Quiero ver cinco filas perfectamente alineadas de menor altura a mayor, así os veo a todos, el que se mueva  va a cobrar por ser el primer día de clase.

Atropelladamente y a empujones los chicos van saliendo a un enorme patio que hay en la trasera del edificio.

Desde el se ven campos sembrados, huertos y al fondo a la derecha se erigen las torres del convento de los Frailes Jesuitas que pasados unos años sería derruido, nadie sabe la razón aunque seguramente sería pura especulación al revalorizarse exponencialmente los terrenos circundantes.

Se van formando las filas mal estructuradas las de primero pues los chavales están asustados.

Las otras perfectamente sincronizadas sirven de ejemplo para los recién llegados.

Emiliano está al final de su fila, es muy alto para la media de estatura y aparenta mayor edad de la que realmente tiene. Tendrá problemas por ello, aunque eso será en su próximo futuro.





el gatufo




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