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Mi mas oculto deseo fue siempre ser escritor y aprender varios idiomas. He llegado a defenderme bien en Ingles y chapurrear algo de Frances. El cine y la fotografia me fascinan. La música, de todo tipo, ha sido siempre mi relax. La amistad la valora mas que a nada en la vida.

martes, 28 de octubre de 2014

UNA MUJER Y SU HIJO





Con esfuerzo y lentamente voy girando mi cuerpo para enfrentar la voz que requiere mi ayuda.
El tufo a podredumbre y muerte impacta mi nariz produciéndome profundas
arcadas que inutilmente sacuden mi cuerpo. No hay comida ni bebida que pueda arrojar y los espasmos que siento me producen un agudo dolor en el diafragma.
De inmediato un tremendo dolor de cabeza despierta de su letargo y comienza a golpear mis sienes como si la sangre fuera a brotar de ellas.
Cuanto tiempo, pienso, te estaba echando de menos querida jaqueca que toda la vida me has acompañado.
Trato de contenerme y encaro la cara del ser que emite quejidos solicitando mi ayuda. 
Una especie de garra me aferra el brazo haciéndome casi daño, compruebo que es la mano de una mujer joven absolutamente esquelética y sucia hasta límites inimaginables. Su hedor es espantoso, tira para atras, y a duras penas logra mantenerse en pie sujetándose de mi brazo.
A su lado hay un crio pequeño, unos cuatro o cinco años, que al igual que ella hiede. En un paroxismo de casi locura imagino que no son seres vivos, son zombis, han resucitado tras estar varios días muertos y ahora reclaman mi sangre.
Ayudame, repite "la zombi" con ya apenas un hilo de voz y separando la mano de mi brazo señala al pequeño.
Es mi hijo, dice, y quiero que te lo lleves, que te hagas cargo de el pues yo me muero. 
No deseo que mi hijo se quede junto al cadaver de su madre y vea como se pudre, esperando el mísmo morir sin nada que comoer o beber. 

Me niego a aceptar lo que estoy viendo o escuchando. Es demasiado horrible para poder asimilarlo y mi mente se cierra ante la última tragedia del ser humano.
Yo sigo callado, incapaz de articular palabra, ella sigue hablando y explica que han sobrevivido escóndiendose entre los cadaveres amontonados por las calles. Hace dos o tres días que se les acabó el alimento, y ella ha estado dándo a su hijo los últimos pedazos comestibles que le quedaban.
Me muero, sigue, y tu eres el único ser que puede llevarse a mi hijo lejos de mi. Llévatelo y trata de que sobreviva a este horror, por favor, eres mi última esperanza. Yo ya estoy muerta y deseo descansar sobre el banco en el que te sientas.

A buena parte has ido mujer, pienso, yo también estoy en las últimas. ¿Es que no lo ves?, me repito en voz baja para mi solo.
Callo, no digo nada,¿para que?, ella está sumida en la fiebre y en muy poco tiempo se derrumbará igual que los miles que en este momento lo estarán haciendo. 
Es el fín, pienso, no hay esperanza para el ser humano ni para su mundo. Es probable que no lo merecierámos despues de todo. Logro incorporarme, agarro al crio de la mano y dejo que su espantosa madre tome mi lugar sobre el banco de madera. 
Ella se tumba de inmediato, cierra los ojos y respira ansiosamente buscando una particula de oxígeno. 
Igual que yo, no puedo más, en una hora o dos estaré caput igual que esta pobre joven que quizás antes fuera atractiva y ahora resulta un auténtico espectro de muerte.

Con alivio escucho los pasos de mi amigo que se acerca a nosotros. Está intrigado con la escena y es seguro que habrá acelerado su paso por ver lo que estaba sucediendo.

Que ocurre, quien es este niño y esa mujer tirada ahí en el banco que ocupabas tu, díme,¿la conoces?. Os he visto hablando hace un momento.

Hablaba ella, yo sigo espantado con su visión, sin palabras para decirle nada.
Se ha echado ahí para descansar y morir. Me, nos ha confiado a su hijo y me ha pedido que nos alejemos de este lugar. No quiere que su hijo vea como muere y dejarle solo para que siga su misma suerte.

Ya somos cuatro, dice Luis, estupendo si siguen agregándose más pequeños o sus padres podemos formar una familia numerosa.

¿Cuatro?.

Claro, ¿no pensarás que voy a dejar ahí tirada a esa mujer?.

Te diria que recogieras al pequeño y a mi me dejaras junto a ella, a descasar y morir, no puedo más. 
Se que tu no puedes llegar a mi casa y por eso sigo, si no me quedaría al lado de ella y nos hariamos compañia esperando el final.

Callate ya, anciano, tu no vas a morir. Cuida del pequeño, ¿podrás darle tu mano y caminar los dos unos ochenta metros?. Tenemos que ir hasta la casa donde viste a los niños, me han pedido que suba, nos abrirán la puerta.

No entiendo nada de lo que dice y no tengo ya fuerzas motivación para entenderle.

Luis abre su macuto, saca dos máscaras de oxígeno, me pasa una que coloco sobre mi cara, la otra se la coloca a la mujer tumbada en el banco exánime, luego saca otra que coloca en la boca del niño. Finalmente me pide la mía y se la coloca el mismo sobre su rostro. Menos mal, pienso, es humano y parece que el esfuerzo de ayudarme le está haciendo mella.

Guarda las máscaras, levanta a la mujer del banco como si fuera una pluma y la coloca sobre su hombro. En el otro lleva el macuto e inicia la marcha hacia no se donde, ah, si la casa. 
Agarro al niño por su mano y le voy arrastrando casi pues no pesa casi nada tampoco. Se le ve francamente desnutrido y camina como un autómata de pequeña envergadura.
Un muñeco roto y renegrido que apesta a suciedad y muerte. Igual que yo supongo, a veces uno mismo no se huele, pero mi olor es seguro tan espantoso como el de esto seres.



continuara...............




 

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